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JESÚS LENS
GRANADA
Jueves, 1 de enero 1970
Pegaba el sol de mediodía en la espléndida terraza del restaurante El Huerto de Juan Ranas. Ese sol de otoño que calienta, pero ya no quema. Había expectación para disfrutar de un maridaje con banda sonora. Y no defraudó.
Tal y como explicó Juan Luis García, director de las Bodegas Palacio de Bornos, el vino es cultura, la cultura es arte y el arte es música, esa música que contribuye a generar un ambiente agradable y distendido para disfrutar, en toda su extensión, del placer de degustar buenos vinos acompañados de unas sabrosas tapas.
Y si hay un músico apegado a la tierra y al Albaicín donde se enclava el Huerto de Juan Ranas, ése es Antonio Carmona, que por la noche ofreció un intenso concierto en la Sala Prince.
Raíces. La clave del buen vino y de la buena música está en las raíces, como bien explicó Carmona, justo antes de interpretar la primera canción del repertorio, «Camamasí», un tema que reivindica ese estado vital exultante que nos permite dar lo mejor de nosotros mismos.
La versión vinícola de este tema, alegre y festivo, fue el Frizzante de Palacio de Bornos, un Verdejo de baja graduación que, con el toque espumoso del carbónico y sus sabores afrutados, casi tropicales; contribuyó a rebajar notablemente el calor del momento. El atmosférico, que el emocional no había quien lo enfriara.
Fresco y natural, acompañado de un Rollito de Berenjenas con Queso y Foie, el Frizzante resultó una inmejorable combinación para abrir boca y comenzar la cata.
Enrique Martín, el jefe de cocina del Huerto de Juan Ranas explicó que las tapas elegidas para acompañar cada copa y cada canción buscaban ser el complemento perfecto de los auténticos protagonistas de la velada: el vino y la música.
Podemos atestiguar que su Brocheta de Rape con Verduras, acompañante del Palacio de Bornos Verdejo, efectivamente fue un complemento idóneo al vino y a ese «¡Ámame, quiéreme, dale luz a mi vida» que entonaba el grupo de Antonio Carmona, con entrega y alegría.
Este vino, blanco de Rueda, es menos afrutado y tiene más toques herbáceos. «De buena entrada», explica la enóloga. Excelente para maridar con todo tipo de pescado y carnes que no sean muy fuertes.
«¡Me encanta, me encanta, me encanta; cuando suena tu guitarra», canta Antonio Carmona, para celebrar el Dominio de Bornos Crianza, un tinto aterciopelado y fácil de beber que marida con cualquier tipo de carne. Por ejemplo, la Tosta de Solomillo de Buey con un poquito de ajo y perejil y compota de manzana que llegó a continuación. Una tapa sencilla, «para que se luzcan las materias primas», tal y como explica Enrique Martín antes de volver a sus dominios, en la cocina del Huerto de Juan Ranas.
«Me gusta la melodía que sale de tu guitarra.
El flamenco tiene un duende…
Me gusta la melodía que tiene mi Granada».
Remata Antonio Carmona su cálida actuación con una declaración de amor a su tierra. Una tierra que tiene alma, duende, arte y creatividad. Una tierra proclive a maridajes tan especiales como este, mezclando buenos vinos, buenas tapas bajo el sol de otoño, mientras rasguean las guitarras y, al fondo, la Alhambra.
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