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J. J. Pérez
Lunes, 10 de diciembre 2018, 10:55
Hace cinco años, Manuel Ruiz abrió las puertas de La Vaca en Llamas. Empresario dedicado al mundo de la confección y de la moda, decidió echar el freno en ese tipo de negocios en los que los nuevos aires estaban cambiando la manera e, incluso, los lugares de producción. Volvió a su pueblo y quiso poner en marcha un negocio que era nuevo para él, pero del que ya tenía ciertos conocimientos. «La mayoría de los acuerdos se hacen en los asadores» comenta.
Todo lo que conocía del mundo de la empresa lo puso en práctica en este nuevo negocio y el 'La vaca en llamas' iba a ser una apuesta por la innovación. Viniendo del mundo de la confección y de la moda, donde la novedad es un elemento indispensable, ya tenía la mitad del camino recorrido. El género, carnes de todo tipo y origen y la forma de presentar sus productos se iba a convertir en el gran reclamo de este negocio.
Había recorrido medio mundo, tenía muchos contactos y su extensa agenda le iba a dar acceso a carnes del más variado origen: cerdo ibérico, todo tipo de vacuno, incluida la carne de wagyu, carne de avestruz, cocodrilo, pitón y un largo etcétera hasta llegar a cerca de cincuenta referencias distintas. La sorprendente carta de carnes de 'La vaca en llamas', procede del mundo de las relaciones comerciales, lo que le ha permitido encontrar la manera de llegar hasta el rincón más insospechado para sorprender a su clientela.
«Al principio no lo monté con la perspectiva de que llegase a lo que ha llegado», asegura Manuel, que ha sido uno de los primeros sorprendidos por el éxito de su propio negocio. «Ha sido una sorpresa ver que cuando innovas y haces algo diferente, la gente viene», comenta con satisfacción.
La forma en la que se presenta el menú también es un elemento innovador. Manuel Ruiz explica que lo que se ha tratado en este establecimiento ha sido «socializar las mesas». Esta es una de las muchas claves del éxito del establecimiento. El poder compartir la comida en torno a una mesa y una conversación. «La gente quiere tener experiencias nuevas y aquí están como en casa de un amigo en la que se comparten unas comidas», comenta Manuel Ruiz, y añade que sus clientes son mayoritariamente grupos.
El establecimiento se mueve en el mundo de las carnes exóticas, algo que hoy está de moda. No obstante, Manuel Ruiz apuesta por los vinos de la comarca de Guadix, que considera que son de muy buena calidad y que acompañan muy bien a su producto estrella, la carne. Teniendo en cuenta la procedencia de muchos de sus clientes, es posible que también estos vinos resulten exóticos para algunos paladares y 'La vaca en llamas' se convierte así en un excelente trampolín de nuestros caldos en otras provincias.
Su fama se ha extendido por toda la provincia de Granada, resto de provincias de Andalucía y provincias limítrofes, como Murcia. Cada fin de semana es habitual encontrar a clientes procedentes de cualquier punto atraídos por la calidad y la fama que en estos cinco años el establecimiento ha sido capaz de ir atesorando y gestionando. Su fama ha crecido tanto que incluso el propietario ha tenido ofertas para franquiciar el negocio y se plantea para el próximo año abrir un establecimiento en Madrid.
El hecho de que el público de 'La vaca en llamas' se traslade desde lugares situados a tantos kilómetros para degustar sus carnes, se ha convertido para Manuel también en una obligación en cuanto a la exigencia del producto que ofrece a sus clientes. Finalmente, el boca a boca ha sido el principal medio a través del que se ha ido dando a conocer este establecimiento.
El establecimiento está enclavado en Jérez del Marquesado, un municipio de 1.000 habitantes en las faldas de la cara oculta de Sierra Nevada. El pueblo atesora importantes atractivos patrimoniales y naturales y Manuel Ruiz asegura que de algún modo 'La vaca en llamas' se ha convertido en uno más de sus muchos atractivos. De hecho, el poder de convocatoria del propio establecimiento ha hecho que se convierta en una improvisada oficina de turismo de la localidad. «La gente que viene lo hace para comer, pero en algunas ocasiones les hago alguna sugerencia o les indico alguna ruta cercana para que puedan disfrutar de este pueblo, que para mí es el más bonito del mundo».
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