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R. I.
Martes, 30 de abril 2019, 20:56
De la mano de Cristina Díaz, asesora comercial de Opel Autiberia, quien conoce bien los entresijos de este amplio vehículo, recorremos Granada para deleitarnos con un 'suv' deslumbrante y visitar uno de los restaurantes del cinturón metropolitano. La nieve que se acumula a los lados de las múltiples curvas, que desembocarán en la majestuosidad de Prado llano, delata el inconfundible camino hacia el Veleta y ofrece una experiencia agradable a todos los sentidos. Junto a Cristina descubrir las bondades de este 'crossover' se vuelven una aventura que cuanto más te adentras, más ganas de carretera ofrece. Con sus seis marchas y su acogedor interior, todo invita a conducir sin límites. Aunque para llegar al asador La Casona, en la carretera de la sierra, se podría acceder desde el Paseo de la Bomba, hacerlo tras vislumbrar de cerca las cimas de Sierra Nevada es un acierto que permite sentir la carretera y disfrutar de un paisaje único. La corrección en las curvas del propio coche y la seguridad que transmite en cada kilómetro hacen del viaje una experiencia confortable como pocas.
Un vehículo para disfrutar
Carretera y gastronomía es algo que van de la mano, no siempre es sencillo encontrar el mejor restaurante o aquel que nos han recomendado buscar, justo al lado de casa. Con lo que el coche se torna nuestro mayor aliado. Como para cualquier viaje, la compañía es importante y sin duda el tipo de vehículo. En este caso la amplitud de su interior, con marcado carácter alemán que mantiene un diseño limpio y minimalista, y su capacidad hacen que pueda albergar cualquier plan, bien sea con amigos, con la familia al completo o cargados para un trayecto algo más lejano. La conectividad que ofrece dota al viaje de una placentera conducción mientras seleccionas la playlist más adecuada. Bien sea una llamada o incluso un mensaje, su nítida y amplia pantalla de 8 pulgadas permite poder atender al interlocutor en caso de ser imperativo. La postura elevada que brinda al conducirlo mejora si cabe la sensación de control absoluto y seguridad sobre la carretera. Preparado para la lluvia y la nieve, ofrece una travesía relajada en la que disfrutar ampliamente del viaje haga sol, llueva o ventee.
En el restaurante
Tras una ruta recorriendo una de las carreteras más transitadas en los meses invernales de la capital, el apetito recomienda acercarse a una buena mesa al aproximarse a las horas meridianas del día. La elección de un asador parece acertada en días ciertamente lluviosos y fríos. Mientras la música y la suavidad de la conducción mantienen un ambiente confortable en el interior del Grandland X, el rumbo hacia Cenes de la Vega toma protagonismo. Para comenzar Antonio Muñoz nos acomoda en una de las mesas del salón principal. David es quién nos acompañará con un entrante de aguacate relleno de su pulpa, surimi, langostino y una salsa especial receta de la familia, para seguir nada como la especialidad de la casa, un entrecot de buey frisón de 340 gramos, madurado 60 días con un punto de humedad excelente. Para terminar con una creme brulee que la diferencian con una cuajada a partir de huevo y le añaden nata, aromatizan con vainilla natural, cáscara de naranja y limón, canela y azúcar de caña.
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