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Marta Charro tras finalizar la última prueba del concurso. ALFREDO AGUILAR
«Había mucho nivel y ganar fue una gran sorpresa»

«Había mucho nivel y ganar fue una gran sorpresa»

Marta Charro | Al lío ·

Granada presume de finalista en el Concurso de Camarero del Año que se celebrará en Alimentaria 2020

TATIANA MERINO

Sábado, 25 de mayo 2019, 02:36

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La sorpresa en su rostro quedó fijada con el salto de alegría y la mirada incrédula al escuchar el fallo del jurado. Marta Charro, nueva finalista para optar por el título de camarera del año, es una zamorana instaurada en Granada por amor, hija de padres cocineros, que demostró técnica y amabilidad en un servicio correcto y unas elaboraciones ensalzadas por los miembros del jurado.

Se presentó por defender la sala y probarse a sí misma, «es una forma de ver el nivel con el que trabajas y aprender de los otros participantes y los propios retos de las pruebas. La realidad es que no competimos entre los semifinalistas sino con nosotros mismos», explicó delante de los asistentes mientras sostenía el premio como finalista. Las propuestas con las que se proclamó vencedora fueron el servicio de una mesa, en el que tuvo que hacer el montaje, defender la carta, servir y decantar un vino y elaborar un steak tartar clásico de cadera de ternera pajuna que, de hecho, mantienen en su carta actualmente. El cóctel lo hizo con ron de Motril y chirimoya de Almuñécar y, para la elaboración de café, optó por una versión fresca por el calor que hace en esta época: un mentalatte frío, que juega con el café y la menta y resulta refrescante para los días estivales.

-¿Se veía ganadora?

-Para nada, había mucho nivel, los compañeros lo hicieron fenomenal y ha sido una sorpresa increíble. Ganar sabiendo los profesionales que allí había, más los fallos que una misma va detectando en la prueba, fue algo que no esperaba en absoluto.

-¿Lo mejor del concurso?

-La experiencia vivida, la organización y los compañeros. Fue una pasada.

-¿Cómo ve la sala española?

-La evolución que está viviendo es meteórica, hemos tenido el boom de cocina y aunque hemos estado algo rezagados, en la actualidad estamos viviendo un momento glorioso, en el que somos una profesión que se erige como primera opción, ya no es un recurso fácil para los despistados, cada vez se exige más profesionalidad y supone la diferenciación en la excelencia.

-¿Y en Granada?

-Tiene un gran handicap que es el turismo, el cliente que viene de paso y sin tiempo porque quiere ver otras cosas en lugar de disfrutar de la gastronomía. Hay muchos que se han dejado guiar por lo que dicen los foros y el reclamo de la tapa gratuita y pierden ciertos matices. Es cierto también que hay mucha competencia y falta tiempo, personal y ganas para mejorar la sala granadina, pero que haya trabajo por hacer debe ser algo estimulante para el sector. Hay que apostar más por el cliente y la calidad del servicio parte de la inversión en personal.

-¿Por qué eligió esta profesión?

-Mis padres son cocineros y conozco el mundo de la hostelería desde muy joven, la adrenalina de un servicio y la tensión de lo que eso supone resultan casi una adicción para algunos, yo soy una de ellas. Me decanté por la sala más que por la cocina porque el trato con el cliente me resulta apasionante.

-¿Dónde se formó?

-No tuve formación reglada, en mi caso todo ha sido a base de práctica y la inestimable guía de Marcelino Calvo, el sumiller de El Ermitaño, restaurante con una estrella Michelin. Fue quien me enseñó todo lo que sé. Un profesional de los que inspiran.

-¿Quién es su referente profesional?

-Josep Roca. Junto a sus hermanos ha sabido hacer de un negocio familiar el referente mundial en sala, cocina y repostería. Es algo excepcional y mágico.

-¿Cómo define su estilo?

-La cercanía es para mí la clave, sin perder de vista el protocolo, pero ahora estamos evolucionando desde aquel maître ciertamente distante al trato personalizado que busca integrar al comensal y que sienta la experiencia en su conjunto al máximo. La juventud y la frescura juegan a mi favor. Transmitir y hacer que vivan una experiencia excelente es lo importante.

-¿Qué consejo daría a un joven que quiera profesionalizarse como camarero?

-Que lo disfrute, es una profesión dura, hay que hacer muchas concesiones, pero si le gusta lo disfrutará cada minuto y no volverá a trabajar jamás.

-¿Qué tres cualidades debe tener un buen camarero?

-Debe ser humilde, mantener una actitud proactiva y estar atento siempre. La mayor parte de las veces hay que adelantarse a las necesidades del cliente, hay que estar atento y ser vivo.

-¿Una propuesta de mejora?

-Una profesión cada vez más reglada es una profesión mejor. Ésta es lo suficientemente amplia para exigir constante evolución.

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