El allegro gastronómico de Versos Sueltos
El restaurante más pequeño de Granada vuelve a hacerse grande con su propuesta gastrocultural. El menú 'Sinfonía de sabores' es un homenaje al Festival de Música y Danza
Me sonaba esa voz. Y no me refiero a la alegre y cantarina de Mertxi Miranda o a la más queda y pausada de Víctor Rodríguez. Me sonaba la voz que se escuchaba a través del hilo musical. «Para mí que es Gregory Porter», dije. ¡Y lo era! Me puse más contento por ese acierto que si hubiera adivinado la combinación ganadora de la Bono Loto. O casi. ¡Otra excusa para brindar con ese Microcosmos de Llopart que teníamos en las copas y que nos acompañó durante toda la cena, el pasado martes! Y es que cada vez me gustan más los espumosos. Pero esa es otra historia que abordaremos en otro momento con detenimiento.
Recapitulemos. Versos Sueltos lo ha vuelto a hacer. Será el restaurante más pequeño de Granada, física y espacialmente hablando, pero las desbordantes dosis de creatividad que exudan Mertxi y Víctor lo hacen imprescindible. Y sus maridajes de cultura y gastronomía lo convierten en puntal necesario cuando pensamos en la candidatura a la capitalidad cultural del año 2031, en la que las cosas de comer también deberían desempeñar un papel importante, como venimos insistiendo desde hace tiempo.
Si hace unos meses nos sorprendían con un extraordinario y maravillosamente diseñado menú cinematográfico basado en los Oscar, ahora se inspiran en el Festival Internacional de Música y Danza de Granada en particular y en la música en general para ofrecer un menú completamente nuevo, diferente y original.
Lo primero que sorprende al entrar en Versos Sueltos es un gran cartel de 'La quimera del oro', el clásico de Charles Chaplin que justo ahora cumple 100 años. «¡Ése es nuevo!», exclamé nada más verlo. Víctor sonrió. «Sí. En esa parte de la pared, la decoración es rotatoria y la cambiamos según el menú que tengamos en cada momento». Me pudo el ansia y, antes de pensar, ya estaba preguntando otra vez: «¿Y qué tiene que ver esa película con los Festivales*?». La sonrisa de Víctor se hizo más grande aún. «Pues que este año, el Festival homenajea a Chaplin y proyectará películas suyas acompañadas de música en directo». ¡Directo, pero a la mandíbula! Tocado y (casi) hundido, que el director del Festival, Paolo Pinamonti, ya me lo había contado hace meses. ¡Ays, cabecita mía!
Ya sentados a la mesa, comenzó esa 'Sinfonía de sabores' que marida gastronomía con música y cuya banda sonora es igualmente importante ya que, a medida que los platos van desfilando sobre el mantel, una exquisita selección musical acompaña a los comensales, contextualizando cada bocado. ¡No les digo el subidón, cuando sonó uno de los temas de 'Twin Peaks'!
Como parte del disfrute de una buena comida o cena es la sorpresa de los platos, no les voy a reventar el placer del descubrimiento. Y es que cada vez estoy más en contra de los spoilers culinarios. En un mundo en el que el exceso de información se hace empachoso y lo convierte todo en previsible, tedioso y aburrido; conducirse a ciegas por la vida es casi un privilegio. Sobre todo porque en Mertxi y Víctor se puede tener una confianza… eso: ciega, total y absoluta.
Sólo les hablaré del comienzo de la 'Sinfonía de sabores', un homenaje a 'El amor brujo' de Falla. Viene en forma de ostra, pepino y fuego. ¡Menudo allegro, para empezar! Y es que esa ostra… ¡Foh! Ahí lo dejo. No les he contado, por cierto, que cada comensal se encuentra un libreto al sentarse a la mesa, además de una sopa de notas musicales sobre el mantel, con su batuta y todo. 'Lo mismito que er fuego fatuo, lo mismito es el amor', leemos en este primer pase. Y les diré, también, que el ajoblanco, rosas y gamba que homenajea a 'El lago de los cisnes' es tan bello que, más que de comerlo, dan ganas de enmarcarlo. En este caso, hacerle foto y subirla a Instagram es impepinable.
¡Gente gastrónoma y melómana con buen oído y de buen yantar, anoten en su agenda veraniega una visita a ese Versos Sueltos donde música y letra marchan tan bien de la mano! No se arrepentirán. Y no se demoren en exceso, que en agosto cierran y septiembre traerá nuevas aventuras a caballo entre lo culinario y lo artístico, ya verán.
*Discúlpenme los puristas, pero para muchos granaínos, con decir 'los Festivales', ya sabemos de lo que hablamos, ¿verdad? Y me parece algo muy bonito.
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