Restaurantes de Granada

Alquería de la Vega, un lugar para deleitarse

Hay palabras que le suenan tan bien al oído como comidas que le sientan extraordinariamente al estómago. Alquería de la Vega, por ejemplo. ¡Cuántas resonancias! Una alquería era, en la Edad Media, una pequeña comunidad rural situada cerca de una ciudad. Más adelante, pasó a hacer referencia a una finca con sus terrenos productivos y su casa de labor. Hoy, también es un gran restaurante.

Muy cerca de Granada, a apenas unos kilómetros, abre sus puertas Alquería de la Vega, en el municipio de Churriana. De la Vega, por supuesto. Y allí, a la caída de la tarde, su esplendorosa, agradable y fresca terraza se va llenando de gente con ganas de disfrutar de una buena cena. Y los jueves por la noche, también de música, que hay jazz en directo gracias al buen hacer de la banda del guitarrista Kiko Aguado y el cantante Dirk Van Halewyck.

Lo he escrito varias veces estos meses: gastronómicamente hablando, el área metropolitana de Granada cada vez está más y mejor surtida. Hay sitios nuevos y clásicos como Alquería de la Vega, donde todo fluye, invitando a dejarse llevar. Estuvimos la semana pasada y probamos una amplia muestra de su carta. Como siempre pasa cuando visitas establecimientos excitantes, te dan ganas de probarlo todo. Pero hay que elegir. Y volver más adelante para seguir probando.

Pedir una tabla de quesos en Alquería de la Vega es obligatorio, que Lourdes Moya, experta quesera y turófila declarada, está especializada en crear auténticas experiencias gastronómicas con los mejores quesos artesanos como protagonistas. Pero de eso les hablaremos largo y tendido otro día. En cualquier caso, sea como entrante o al final de su comida, pidan una de sus tablas. Son una gozada.

En estas semanas de calor, las sopas frías son imprescindibles. Por ejemplo, el sabrosísimo salmorejo de fresas al que el crujiente de jamón ibérico le aporta contraste de textura y de sabor, igual que el refrescante helado de aceite de trufa. ¡Un platazo! Los tartares también son bienvenidos. El de atún tricolor con bastoncillos crujientes es una delicia. Y para los amantes del pescado, ojo a la espectacular trilogía de bacalaos: con costra, ajoarriero y con gulas al ajillo. Una excelente propuesta para comer un mismo pescado de tres formas distintas. Para compartir, siempre para compartir, que las raciones y los platos son generosos en Alquería de la Vega, muy bien despachados.

A la hora de pasarnos a la carne, hay opciones al Josper, con especial predilección por el cerdo San Pascual de Granada. En Alquería de la Vega cuidan el producto de la tierra, sean las verduras y las frutas tropicales, los citados quesos o esta exquisita carne de cerdo blanco. Pero esta vez nos fuimos por otros derroteros.

A Miguel Ángel Ibáñez le gusta recordar a su padre, cuando defiende que la cocina de un restaurante se puede evaluar por sus carnes guisadas. De ahí que en la carta figuren las carrilleras de cerdo al estilo Alquería o el plato que probamos nosotros: un excepcional medallón de rabo de toro relleno de frutos secos en su salsa, con toques agridulces. Soy muy, pero que muy fan del rabo de toro y este es excepcional.

Al borde del 'explotío', terminamos compartiendo una torrija caramelizada con crema suave de mango y helado de vainilla, un toque dulce para culminar una comida excelente. Y que no se nos olvide el vino, un sorprendente e inesperado Vulcanus de Encomienda de Cervera, un paraje singular volcánico situado en Castilla, en Campo de Calatrava. Una curiosidad de lo más elegante y refrescante, un vino blanco hecho con Verdejo y Sauvignon Blanc. Una extraordinaria velada en Alquería de la Vega, uno de esos sitios a los que volver, una y otra vez.

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