JESÚS LENS
Viernes, 4 de enero 2019, 20:29
Se lo pasaron pipa desde el primer momento, mientras Esther les firmaba autógrafos entre sonrisas y felicitaciones! Una treinta de niñas y niños pasaron la primera mañana de la Navidad aprendiendo a cocinar en Pilsa Educa, perfeccionando su técnica entre fogones y disfrutando del placer de crear sus propios platos. Y todo ello, de la mano de Esther Requena, la popular y simpatiquísima ganadora del MasterChef Junior, encargada de dirigir un taller de cocina navideña junto a Carlos Caballero, el director de la escuela.
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-¿Eran amigas de antes?- le pregunto a la madre de Esther, al verla tan compenetrada con un equipo de niñas que cocinaban junto a ella, ayudándolas a darle la vuelta a un enorme solomillo.
-¡Qué va! Se acaban de conocer.
Así es Esther. Toda alegría y naturalidad, simpatía y espontaneidad.
El taller de cocina consistió en la preparación de dos platos: un principal y un postre. Tras la cálida bienvenida, profesora y alumnado no tardaron en ponerse chaquetilla y delantales respectivamente, para lanzarse a preparar un suculento solomillo Wellington con salsa de frutos rojos.
Lo primero, cortar los champiñones y las chalotas, antes de freírlos y de pasar el solomillo por la sartén. Mientras Esther trocea con maestría y habilidad, los equipos formados por niñas y niños de diferentes edades manejan sus cuchillos con cautela, pero con decisión.
¡Qué caras de ilusión y qué miradas cómplices, al ir procesando los diferentes ingredientes del Wellington! Y qué dificultad, para los más pequeñines, tratar de darle la vuelta a los solomillos mientras se doran en la sartén. Menos mal que siempre hay alguien más mayor presto a echar una mano.
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A la hora de coger los pinceles para untar los solomillos con la salsa, la chavalada se mostraba más suelta y natural: aplacados los primeros nervios y sin cuchillos de por medio, darle brochazos de mostaza a la carne era más fácil y divertido. Sobre todo, para los 'pezqueñines' aprendices de chef.
Llegó el momento hojaldre. «Hay que envolver la carne con delicadeza, como si estuvierais envolviendo un regalo», explicaba Esther. El regalo, para sus atentos alumnos, era aprender de ella y verla trabajar, tan resuelta y dicharachera. Se nota que disfruta y lo pasa bien, por lo que no es de extrañar que se sume a la nómina de docentes de Pilsa Educa, a cargo de cursos para lo más pequeños, bautizado como Pilsa Educa Kids.
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-Ahora, la decoración. Yo voy a hacer dos trenzas con esta masa de hojaldre- explicaba Esther-. ¡Pero que cada uno haga la decoración que quiera!- aconsejaba entre sonrisas.
Trenzas, corazones y otros elementos decorativos más difíciles de identificar fueron apareciendo en las fuentes sobre las mesas, con los chicos mirando, embobados, el arte de Esther y su habilidad con las manos.
Le preguntamos a su orgullosa madre: ¿Qué hace ahora Esther? ¿Cómo le va en el cole? Estudia sexto de primaria y, quitándole importancia, con modestia; nos dice que va muy bien: lo saca todo con sobresaliente. ¿Y las asignaturas que más le gustan? Matemáticas y Plástica, una combinación muy interesante que, aplicada a la cocina, tiene todo el sentido.
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Así llegamos a momento cupcake, el segundo plato del taller, una explosión de color y sabor que saca a relucir esa pasión de Esther y de sus aprendices por la plástica y por la creatividad. Que hay platos en los que la presentación es tan importante como el sabor. ¿Quién no ha cedido alguna vez a la tentación de un postre que le entró por el ojo?
Terminado el taller, preguntamos a los participantes, comenzando por una de las alumnas, Alejandra Casinello, que se muestra encantada: «Ha sido muy guay porque Esther es una niña muy cariñosa y te lo explica todo muy bien. Me lo he pasado fenomenal y lo que más me ha gustado ha sido hacer el solomillo Wellington, porque era muy variado».
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Para Esther Requena, la joven y prometedora docente, «ha sido un taller muy especial en el que hemos disfrutado mucho cocinando, los niños y yo. ¡El menú navideño ha salido buenísimo!». Y unas palabras de cara al Año Nuevo: «Animo a todos los niños a que se adentran en el maravilloso mundo de la cocina, que te hace soñar».
Carlos Caballero, de Pilsa Educa, comenta que la experiencia ha sido muy gratificante: «Tener a 30 niñas y niños ilusionados con la cocina me ha devuelto a mi infancia, esa en la que podía disfrutar haciendo con mis manos algo que después podía disfrutar mi familia. Los programas de cocina han servido positivamente para dar ese valor a la cocina que tenía perdido. Soy de los que piensan que la asignatura de cocina tendría que estar presente en los colegios, ya que todos los días nos alimentamos, y si la conocemos, seguro que nos garantiza una buena alimentación para nuestros pequeños».
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Y, en concreto sobre el taller, Carlos dice estar sorprendido por el nivel del alumnado, cómo conocen los productos y las técnicas y cómo disfrutaban. «Era un curso para niños de entre 6 a 14 años, todos han participado de una manera ejemplar, y Esther con sus 11 añitos, es una gran profesional y toda una maestra de ceremonias que ha disfrutado muchísimo enseñando a hacer dos platos que no son nada fáciles, pero que han bordado».
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