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Susana Martín Gijón repasa en la terraza de Chikito su larga trayectoria literaria Ariel C. Rojas
Una Alhambra con... Susana Martín Gijón | Escritora

«En 'La Babilona, 1580' puse el foco en la mayoría social»

Se documenta para su siguiente novela y ha venido a Granada a ver, mirar y escuchar. De la mano de amigas cicerone ha conocido mejor nuestra gastronomía

Jesús Lens

Granada

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Viernes, 23 de agosto 2024, 00:10

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Quedamos en Chikito un mediodía de mucho calor. Intentamos comer en la terraza, pero ni el agua nebulizada hacía soportables las temperaturas, así que nos fuimos dentro y, de paso, cumplimentamos a Federico García Lorca. Susana Martín Gijón es una de las grandes novelista contemporáneas y su novela más reciente, 'La Babilonia, 1580' fue elegida como la mejor de las leídas el año pasado en el Club de lectura y cine de Granada Noir que hacemos en Librería Picasso. Aprovechamos esta charla para comer tan bien como siempre se come en Chikito y para cerrar la presencia de Susana en la décima edición de Granada Noir, el próximo noviembre.

–¿En qué otros sitios de Granada ha estado?

–He ido quedando con amistades de aquí, así que cada una me ha llevado a un sitio diferente. Por ejemplo, May R. Ayamonte me llevó al restaurante Pañero, en el Albaicín, y Marga Sánchez Romero a la taberna Palo Cortao, junto a la catedral. Estupendos ambos.

–¿Traía alguna idea preconcebida sobre la cocina granadina?

–He estado en varias ocasiones, pero más de tapas que probando la gastronomía típica. Algunas cosas me han sorprendido mucho, como la tortilla Sacromonte.

–¿Nos adelanta algo sobre su nueva novela?

–Estoy aún en una fase muy embrionaria, de modo que no puedo contar mucho. Y, reconozcámoslo, soy un poco supersticiosa con esto de hablar antes de tiempo, pero sí puedo decir que vuelvo al thriller histórico, y que me han apasionado algunas historias y personajes de Granada. He venido a averiguar más y a ver dónde me llevan.

–¿Por qué se ha 'pasado' a la novela histórica?

–Bueno, no es que me haya pasado sin retorno, pero disfruté mucho con la documentación y la escritura de 'La Babilonia, 1580' y algo me pedía una nueva historia.

–¿Qué le atraía de esa época? ¿Cómo se documentó?

–Me atraía el momento de máximo esplendor de Sevilla, ya con varias décadas a las espaldas de monopolio del puerto de Indias y una ciudad llena de opulencia pero, por lo mismo, también con una desigualdad atroz. Quería poner el foco en la mayoría social, no en los nobles y mercaderes de las casas palaciegas. Me documenté leyendo y estudiando muchísimo, pero también pateando la ciudad, hablando con expertos y tratando de trasladarme a la época en esa máquina del tiempo fantástica que es la imaginación.

–¿Cómo eran los puertos que recibían esos productos lujuriosos que venían de América?

–En el Arenal no cabía un alfiler. No solo por la gente que estaba acampada de forma indefinida esperando un pasaje para poder embarcarse en la esperanza de una vida mejor, sino por todos los mercaderes, marineros, estibadores, calafates y, en fin, todos los oficios que se nutrían de la flota de Indias. Y a eso hay que añadir que toda Sevilla se amontonaba allí cuando llegaba o partía una nueva flota.

–La segunda parte transcurre a bordo de un barco. ¿Qué se comía para aguantar esa travesía?

–Nada apetecible, sobre todo en cuanto la travesía estaba un poco avanzada. La carne se pudría, el bizcocho –alimento básico– se agusanaba, el agua se volvía verdosa y el vino se avinagraba. Y dando gracias a que las cosas no se torcieran y aún hubiera algo que llevarse a la boca.

–¿Hay algún bar, taberna, garito de referencia para la Camino Vargas de su trilogía sevillana?

–Como buena disfrutona que es, le encanta comer, y entre sus placeres favoritos no falta una caña bien tirada con una buena tapa. Si son papas aliñás, mejor que mejor. Y en Sevilla, buenos garitos también hay para dar y regalar. Pero se prodiga más por los bares de Los Remedios, que es el barrio donde vive y donde se ubican las oficinas de la Policía Judicial.

–¿Y para Annika Kaunda de La Saga del Trébol extremeña?

–Mira, ahí me voy a mojar más, porque a Annika le encanta el vegetariano de Mérida, el Shangri–La. La musaka, los crepes de calabacín y el pastel de berenjena son sus platos favoritos. Y de postre, el bizcocho de tomate verde o el de cerveza negra, dos exquisiteces.

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