Bares de barrio

Hoy es Arrabal, al inicio de la bajada desde la Plaza de los Campos, por la Cuesta del Progreso. Enfrente dispone de una pequeña terraza, pero que hace su avío la mar de bien. Su nombre proviene del árabe hispano, 'arrabá', y este del árabe clásico, 'raba'ḍ. Según la RAE en su primera acepción significa, barrio fuera del recinto de la población. También es apellido español, en uso.

Habitual estructura

Los castizos y parroquianos de este tipo de negocios, saben que comienzan temprano dando el servicio de desayunos, con variadas y suculentas tostadas. Breve impasse y comienza una mezcla entre cafés y cervezas para llegar a partir de la una del mediodía al tapeo de aperitivos. Con dos opciones. Se ofrecen por orden: «¡Marchando una primera!». O se puede indicar que no nos gustan los caracoles, por ejemplo, y la cambien por otra tapa. Como es lógico, la tapa va incluida en el precio y es correcta en calidad y tamaño. El bar tiene la trilogía habitual: esposa e hija en cocina. Marido en hijos en la barra y mesas.

Oferta tentadora

Cierra domingos y festivos. Antonio, el padre, hijos y empleados: Luis, María Cristina, Alberto, Mª Carmen y la lectora Paola. Como bar de barrio que se precie, y aunque está rodeado de tres buenos amigos: Asador de Castilla, Los Diamantes II y La Tana, tiene su público y un menú del día casero guisado, por las manos de la madre, solo por 12 €, con una bebida. Platos de siempre, en su punto; generosos y saludables. No faltan ensaladas, entrantes, pescados, carnes, platos combinados y hasta bocadillos calientes. La jornada termina, sin cerrar en todo el día, a las 12 de la noche. Conocen y saludan a cada cliente y disponen de una gama de bebidas con y sin alcohol. Sus callos en cazuelita de Fajalauza y puntillo picante, muy ricos. Lo mismo que para mi gusto el bacalao frito o los rejos. Ya saben, cuídense.