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Jesús Lens
Granada
Jueves, 27 de febrero 2020, 21:36
Como buen bibliófilo que soy, hay libros que, cuando caen en mis manos, me provocan una extraña y sugerente mezcla de nervios, excitación y miedo reverencial. Me ha pasado este comienzo de año con mi primer contacto con la Bullipedia, proyecto homérico donde los haya, impulsado por Ferrán Adriá. Abro las páginas del volumen I de 'Productos no elaborados. Qué son, clasificaciones y categorías' y vibro como la cuerda de un violín, extasiado ante la belleza de un fastuoso libro-objeto que es una obra de arte en sí mismo.
Son las fotos, por supuesto, de una factura impecable y que, en formato XXL, excitan los jugos gástricos al igual que iluminan la retina de los ojos. Son, también, las ilustraciones, una de mis grandes pasiones de los últimos años. Este volumen de la Bullipedia ofrece un bodegón detrás de otro, insuflándole vida a esas cruelmente llamadas 'naturalezas muertas'.
Una vez hecho el cuerpo a la magnificencia del libro, me pongo las gafas de leer, metafóricamente hablando. Porque, si bien es cierto que de lejos no veo un pimiento, de cerca, mi vista sigue ojo avizor.
La Bullipedia es un proyecto titánico que, además de hacer bonito y vestir con elegancia las bibliotecas más exigentes, contiene cantidades ingentes de información. De ahí que los textos de sus libros estén repletos de cuestiones planteadas en formato de pregunta, seguidas de la consecuente respuesta, larga, bien armada y mejor argumentada.
También se fundamenta en enunciados dependientes de preposiciones como 'para', 'con' o 'según'. Como muestra, un par de botones. 'Clasificaciones de los productos según el ámbito científico', y la ilustración de un majestuoso calamar sobreimpresionado en la foto de los tentáculos de un cefalópodo, difuminada en el fondo azul de la página, que también es el azul del océano. 'Clasificación de los productos según aspectos socioculturales', y la ilustración de un tomate...
Bullipedia es la enciclopedia de la restauración gastronómica, utilizando el método Sapiens para crear un contenido para la educación y el aprendizaje. Bullipedia genera un impresionante caudal de obras que tienen entidad propia, que son específicas y especializadas, y también otras que forman parte de una colección transversal que permiten una comprensión más holística de la temática tratada.
Como señala Ferrán Adriá, «nuestro propósito consiste en sintetizar los conceptos esenciales para aportar el conocimiento básico sobre los productos y transmitirlo de forma comprensible, ordenada y atractiva». Y a fe que lo consigue…
Y todo ello a través de Sapiens, una metodología diseñada para conectar conocimiento. Como se explica en la propia Bullipedia, «su procedimiento ordenado hace posible la comprensión de cualquier objeto de estudio que se analice, tratando cada realidad por aspectos.
Esto supone que Sapiens es aplicable a una marca, a una profesión o a una actividad de un ámbito, disciplina o sector concretos». Sapiens es, por tanto, un riguroso método científico que, a través de la clasificación, define, explica, ilustra y enseña.
A partir de ahí, la Bullipedia hierve con multitud de conceptos aplicados al conocimiento en el siglo XXI: enfoque multidisciplinar, sinergias y visión holística. Observación de la realidad, análisis y comprensión de conjunto. Investigación, rigor, fundamento, método científico, pensamiento sistémico y un largo etcétera que, eso sí, huye de discursos dogmáticos al uso, lo que resulta muy de agradecer.
Aplicando todo ello, la aparentemente sencilla pregunta de ¿qué es un tomate? se convierte en un apasionante recorrido por el tiempo y por el espacio que, dependiendo de las disciplinas consultadas, recibe respuestas tan diferentes como ilustrativas.
En el caso del primer volumen dedicado a los productos gastronómicos no elaborados, la Bullipedia viene de la mano de Agua Vilajuïga, el único elemento que ingerimos, junto con la sal, que no es de origen vivo. Como señala Joan Fornós, su director general, «somos lo que cocinamos, lo que comemos, lo que bebemos y, sobre todo, lo que conocemos. Hay que beber de la mejor fuente».
Y cuando de gastronomía se trata, no hay fuente como la Bullipedia para saciar nuestra sed de belleza y de conocimiento.
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