«Bevilacqua come menús del día según su presupuesto»

–¿Qué tal en Peligros?

–Estupendo. Hicimos un repaso por algunas de las canciones que forman parte de la biografía más personal de Bevilacqua y cenamos muy bien en Niña Chica, con un servicio de sala impecable.

–Sus personajes, guardias civiles, se ciñen a las dietas que paga el cuerpo a la hora de comer...

–Sí. En su día a día no tienen grandes aspiraciones gastronómicas, pero también es verdad que la calidad media de los menús del día ha subido mucho y en algunos lugares son muy potentes, como uno de Bilbao que tomé hace poco. En Madrid han espabilado y ya no queda rastro de aquellos menús tan grasientos. Ahora son de menor cantidad, pero de más calidad. Algo que, a medida de cumplimos años, es de agradecer. Últimamente, apenas como carne roja. Soy más de pescados, que no me gusta acabar lleno.

–A veces, sus austeros personajes sí se dan un capricho...

–¡Claro! Lo que no hago es decir el nombre de esos restaurantes en los que tiran la casa por la ventana. La única vez que lo hice, que cité a La Vaca Verónica en 'La estrategia del agua', acabó cerrando. Ya no me arriesgo. (Risas).

–Bevilacqua sí es de vinos...

–Le encanta encontrar buenos vinos a buen precio en los lineales de los supermercados. Algo que todavía es posible y que le sirve como íntima venganza frente a tantas estafas de la vida en las que determinados objetos y servicios cuestan mucho más de lo que realmente valen, cuando el precio está muy encima de su valor.

–¿Y qué tal se come en las casas cuartel de la Guardia Civil?

–En la mayoría de ellas, lo que cada uno cocina en su casa, pero sí es verdad que el mejor cocido de Madrid lo preparan en la de Príncipe de Vergara.

–¿Sitios de Madrid recomendables?

–Hay clásicos que siguen en muy buena forma, como Zalacaín, tras su reapertura, o el famoso Lucio. Pero Madrid va ahora como un tiro, abren muchos sitios nuevos y cierran otros. Es muy difícil estar al día de las novedades. Eso sí: los llenazos son espectaculares. Hace unas semanas quisimos reservar para una celebración familiar en sábado con dos o tres días de anticipación y fue imposible. Ni en Madrid ni en muchos kilómetros a la redonda.

–¿Es usted más de clásicos o de vanguardia?

–He probado de todo. En Illescas, El Bohío de Pepe Rodríguez está muy cerca de nuestra casa, lo hemos probado y muy bien. Pero me encantan los platos tradicionales bien hechos: un arroz, huevos rotos, ensaladilla rusa o tortilla de patatas. Con cebolla, aunque también me encanta la de Betanzos. (Risas). Y me gustan los platos con memoria. Por ejemplo, algo tan sencillo como galletas María con un poco de margarina, siempre de la mejor calidad. Es un pasaporte inmediato a la infancia. Me encantan. Me como solo una, paladeándola, y siempre es un disfrute.

–¿Es 'cocinicas'?

–No, por falta de tiempo.Pero me gustaría, en un futuro. Como volver a las miniaturas. Mi padre ha aprendido a cocinar a los 84 años y le encanta.

–¿Qué tal se come en los festivales de género negro?

–Como tú bien sabes, los presupuestos no son muy holgados y no hay opulencia, pero se come con dignidad en general. En Getafe Negro lo solucionamos con un menú del día digno.

–¿Se deja aconsejar cuando sale por ahí fuera?

–Siempre. Voy a donde me llevan y siempre pruebo las especialidades locales, tanto enEspaña como fuera. Hace unos días, enPamplona, me llevaron a un sitio con pinchos luminiscentes. Estupendos.

–¿Está con una nueva historia de Bevilacqua y Chamorro?

–Aún no. Trabajo en una novela completamente diferente a todo lo que he escrito hasta ahora.