

Secciones
Servicios
Destacamos
Para escribir esta última entrega de la Gastrobitácora de 2023 he hecho dos cosas: mirar los propósitos que me marqué a comienzos de año y ... repasar las fotos que tengo etiquetadas en las redes sociales precisamente con ese hashtag: #Gastrobitácora. Como soy un desastre, en el móvil se me acumulan miles de fotos sin orden ni concierto. ¡Me fío más del Instagram!
Esto escribía a comienzos de año: «Objetivo: salir más. Ir a comer, cenar y picotear a más sitios. A esos bares, tabernas y restaurantes a los que llevo tiempo queriendo ir. Comprar más productos de Granada, también. Que se nos pasa el arroz y luego pasa lo que pasa». Era un canto al carpe diem gastronómico, a no dejar para mañana lo que te puedas comer hoy. Porque en ocasiones espero el momento perfecto y ese no termina de llegar. Así que valor y al plato.
Más o menos conscientemente me he aplicado el cuento, que he sido muy perro callejero… en el mejor sentido de la expresión. Repaso aquellas maravillosas piezas maduradas de Carnicería Carrasco con las que empezamos el año en el Mesón Alegría y las brutalidades que nos hemos tomado en el Asador de la Reina hace un par de semanas y salivo.
Veo la locura creativa de La Chulapa, uno de mis sitios de referencia de este año, y se me ensancha la sonrisa. Y no les digo nada sobre el pez limón que preparó Antonio Lorenzo en Le Bistró by El Conjuro o aquel soberbio arroz con langosta de El Embarcadero. ¡Suspiro! Cada bocado de la tarta de queso de La Madre de Cris o las Nevada de Tartas Cristina me dulcifica la expresión de la cara. ¿Y qué decir de los platazos de Juanpe Ortiz en Faralá, Chechu González en María de la O, Rafael Arroyo en El Claustro o Lola Marín en Damasqueros? Que me emociono, vamos. Paro, paro ya. ¡Cuántos grandes y sabrosos momentos!
Dejemos la nostalgia atrás. Miremos a los meses que están por venir. Hagamos propósitos. El primero, volver a la carretera con mis queridos José Miguel Magín y Ana María Gutiérrez. No puede ser que haya pasado más de un año de nuestra escapada culinaria a La Alpujarra y que no hayamos repetido. ¡Imperdonable! También ir a sitios nuevos. Seguir descubriendo y mostrando curiosidad. Ardo por ir a Albidaya, por ejemplo. Y volver a aquellos lugares donde hemos sido felices y hace tiempo que no visitamos, por mucho que el poeta lo desaconseje.
Y recuperar el placer de la barra, la selecta informalidad de la verticalidad, la naturalidad de las mesas altas. Aunque he ido volviendo poco a poco, es mi gran reto para este año. Que la calidad excelsa de las mejores viandas no está reñida con esa forma tan nuestra de entender la comida y la bebida. La vida misma. Frecuentar bodegas y tabernas clásicas, como mis queridas Brujidera, Luises, Casa Enrique,Belmonte o Castañeda. Y sitios nuevos como ElQuejío o Summum. ¡Salud, buen 2024 y mil gracias por estar siempre ahí!
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.