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Pablo Amate
Viernes, 22 de noviembre 2024, 00:26
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Me resulta curioso que cada país o cultura tiene un nombre distinto para el desayuno. Hubo un tiempo cercano que nos explicaban en la Universidad que el desayuno era la comida más importante del día. Pasado un tiempo, se leía y publicaba que no. Que el mejor apoyo nutricional era el 'almorzá' que se disfruta por todo el Levante español, llegando a traspasar la frontera francesa hasta llegar a la comarca colindante con España. No se lo que le va a cada organismo. Madrugar y ponerse en la cocina a trajinar o...
El café bebido
Los hay que dicen que a esas horas tempranas, algunos se levantan antes de las cinco de la madrugada y no les entra nada. Prefieren llegar al trabajo, aparcar y buscar la cafetería más cercana y 'meterse un cortado o un solo largo', entre pecho y espalda. No le apetece ni media tostada o un bollito industrial. La hora para los miles de funcionarios y empleados suele oscilar entre las 10:00 o las 11:00. Asunto que beneficia, y mucho a los cientos de cafeterías que se ubican junto a edificios públicos.
El bufé hostelero
No hay cosa más deprimente que los bufés de muchos hoteles, españoles y extranjeros, salvo que sean de 5 estrellas. Yo estuve varios años desayunando en la cocina del Hotel Palace de Madrid. No tengo que explicar el porqué, pero no se crean que lo hacía entre cacerolas. Tras aterrizar en Barajas, taxi directo a la gran cocina del mítico hotel. El despacho del cocinero jefe, todo acristalado con vistas la amplia superficie de cocina. Allí tenía dispuesta una mesa con impoluto mantel de hilo blanco y aparecían unas bandejas con fruta, bollería de la buena, hecha en el Palace, jarra de plata con café y leche, embutidos de todo tipo. Y un gran aceite de oliva virgen extra andaluz. Tostadas calientes y crujientes de auténtico pan de masa madre y una larga lista que traía un camarero totalmente uniformado. Hay muchas cosas que no he contado aún. Será en mi libro 'Echando cuentas'.
Desayunos de Gloria
Gloria Coca es una gran profesional. Y realiza un ritual hedonista, divertido palatalmente. Desayuna cada día en una cafetería diferente, con una especialidad distinta. Lo que induce a un ameno inicio de jornada, al tomar cada día distintas colaciones matinales. Los toma con buen pan tostado y entre tanta variedad me decanto por un tradicional: pan casero tostado con tomates de Güéjar Sierra, AOVE de Granada y unas lonchas de jamón alpujarreño, con su cafelito. ¿Cómo no va a salir Gloria más guapa y radiante tras esos apetecibles desayunos? Disfruten.
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