Pantalón largo, camisa cerrada, agua y gran provisión de repelente contra insectos. Tres horas sobre pistas de tierra, rodeados de tupida jungla y alcanzamos una ... cabaña. Con el guía somos tres dispuestos a conocer la originaria cocina yucateca. Con nuestro asombro, pues creímos que habíamos llegado, partimos al interior de la frondosidad verde. Dos reglas. No apoyarse en arboles de corteza oscura. Producen cáncer de piel. Y si esto sucede; buscar arboles con moho verde y restregar la piel afectada.
Legado precolombino
En la gastronomía yucateca también se nota el legado de los mayas, de sus ingredientes precolombinos que han mezclado en diversos platillos muy apreciados dentro y fuera de la península mexicana. Todos cocinados en los pequeños poblados mimetizados entre una feraz espesura de bosque tropical. Estos campamentos, apoyados por el gobierno, mantienen los antiguos métodos de cocción, como el carbón, la leña, o el horno bajo tierra; tal y como lo hacían sus ancestros, para darle un toque auténtico y tradicional. Ejemplos popularizados son la cochinita pibil, los papadzules o la sopa de lima. Yucatán es el resultado de influencias de Europa y el Caribe, hoy día.
Cocina de ida y vuelta
Los deleites culinarios de la cocina yucateca son una mezcla de ingredientes utilizados por los antiguos mayas. Décadas más tarde ayuntados con sabores traídos por los españoles durante la coexistencia. La inigualable conjunción de condimentos y especias tales como la pepita de calabaza, orégano, cebolla morada, naranja agria, chile dulce, lima, tomate, achiote, chile xcat, chile max y el cilantro; le dan ese sazón tan especial a la comida de esta región, que una vez fue conocida como 'la tierra del faisán y del venado' por utilizar estas especies como ingredientes principales de los manjares que aquí se preparaban.
La cocina mestiza
Los mayas no conocían el trigo. Su base alimentaria era el maíz. El trigo fue llevado por los españoles e intentaron aclimatarlo en Yucatán, sin conseguirlo por el excesivo calor. Por tanto, los españoles se aficionaron al pan de maíz y a los alimentos de los mayas. Como éstos, comieron con gusto el frijol, elaborando un potaje con carne de cerdo, llamado 'frijol con puerco', así como otros platos. Aprendieron a comer chile. Con la chaya (chay) hacían una especie de tamales con pepita de calabaza molida y salsa de tomates. Comían calabazas y sus semillas como almendra para guisos y dulces. Gustaban los camotes (patata dulce) para hacer pastas. Todo arqueogastronomía.
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