Cacao: de Moctezuma a los trapenses
Destinos con sabor ·
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pablo amate
Viernes, 5 de febrero 2021, 01:17
La Covid–19 y los terremotos crean muchos momentos de ansiedad. Por eso narro algo que aprendí del dulce más popular, con cinco siglos de ... su cohabitación entre cacao y azúcar. Cuentan que Moctezuma, emperador azteca, rey de Tenochtitlan, actual México DF, solo lo conocía amargo. En varias ocasiones viví en México, país y D.F. Un año fui a la selva, donde un chamán me contó 'su historia' sobre el chocolate (choco–atl). Su origen, dijo, es el náhuatl. Compuesta por xoco (agrio) y atl (agua), es decir: agua agria. Y muchas veces picante.
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Moctezuma invitó a Hernán Cortés a probar el chocolate como alegoría de paz. Cortés expidió al rey dicha pócima energética, de acerbo sabor. En aquella expedición vi las actuales plantaciones de cacao. Aprecié la gran inteligencia del hombre, al lograr algo tan epicúreo de una fruta insípida y astringente. Una misiva al emperador Carlos V indicaba: «una jícara de esta bebida fortalece tanto al soldado que puede caminar todo el día sin necesidad de tomar ningún otro alimento». Así fue la definición de H. Cortes a la Corte. De los soldados pasó a los virreyes y gobernadores, así como a los frailes y monjas que iban estableciendo sus misiones durante la colonización. Hay quien atribuye a las religiosas del convento de Oaxaca mezclar cacao con el azúcar español.
Teobroma es el nombre científico que recibe el árbol del cacao o cacaotero. Significa, en griego, alimento de los dioses. En España, en sus primeros tiempos, fue considerado un medicamento. Sobre todo para aliviar la debilidad orgánica, como cita el médico y cirujano Alonso de Ledesma (Écija). Mezclándolo con azúcar, vainilla y canela. Los políticos de la época –cómo no– ordenaron en 1644 que «en parte alguna vendan chocolate». En el terreno eclesiástico fue una bebida muy reconfortante. Siendo tradicional y proverbial la expresión 'chocolate de los canónigos'.
Su apacible armonía no significa apatía. Palencia tiene vida propia. Y el que quiera saber de ella, que vaya. Yo fui a San Isidro de Dueñas, localidad del municipio que le apellida. En el paraje solo está el monasterio de San Isidro y un conjunto de viviendas. Allí los cistercienses, conocidos como trapenses, cuya regla principal es 'soledad y silencio, en oración constante y gozosa'. Siguen en San Isidro de Dueñas, fundada en 1891 por los monjes que hicieron famosos sus chocolates.
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En 1960, la actual y artesanal Trapa, respeta todo. Usa leche de las vaquerías monacales. Abadía. Y regala los Jueves Santos, día que, antaño, los monjes repartían chocolate al pueblo. La empresa Trapa lo asumió. Loables son las empresas que, frías en sus números, son fieles con sus paisanos. Como siempre, fuimos obtusos. La fama actual es de los chocolates belgas, franceses, suizos (más chocolate con leche) que de los nuestros, que lo trajimos a Europa.
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