«Soy camarero, pero en muchas ocasiones me siento policía»

–¿Cómo está viviendo la crisis del coronavirus en su trabajo?

–Nunca piensas en encontrarte con un virus como este… Creo que el confinamiento debía haber sido más largo porque no estamos preparados para semejante reto. Tenemos que seguir viviendo y funcionando. Si todos hubiéramos respetado las medidas de hace unas semanas podríamos seguir conviviendo con él. La sociedad debe tener un poco más de cuidado porque solo así podremos funcionar mejor que ahora.

–Atiende a clientes que a la hora de consumir están sin mascarilla. ¿Ha sentido miedo en su trabajo por este motivo?

–Yo siempre intento mantener la distancia de seguridad pero al ser camarero es inevitable que me tenga que acercar un poco. Me he sentido inseguro en muchas ocasiones, más sabiendo el número de contagios que hay en Granada. Además, yo soy de Las Palmas de Gran Canaria y también te sientes así por la familia, que lo ve de lejos. Mi madre me llama cada día porque sabe que la situación en Granada es bastante peor que la que tienen allí.

–Hay muchas restricciones actualmente en la hostelería. ¿los clientes se lo toman bien?

–La verdad es que por momentos te sientes como un policía, te piden explicaciones que solamente las autoridades pueden dar pero somos nosotros los que tenemos que decirles lo que pueden hacer o no, convencerles de que cumplan las normas. Es algo que todo el mundo debería comprender sin necesidad de tener que decirle nada a nadie, pero como no es así, tienes que estar encima de ellos. Hay gente incívica e irresponsable con la que siempre tienes que estar discutiendo pero también hay muchas personas que lo comprenden y actúan bien. Nos encontramos con personas a las que tenemos que avisar dos o tres veces para que no fumen y también con las que tienen interiorizadas las nuevas normas y actúan correctamente sin necesidad de decirles nada.

–¿Cómo está afectando el toque de queda a Chikito?

–Hemos sufrido un bajón desproporcionado con esta medida, las cenas a día de hoy son prácticamente nulas. Hay gente que se ha adaptado bien a la medida y todavía recibimos a algunos clientes, pero para la mayoría es incómodo tener que venir a cenar a las 20.00 horas para poder estar tranquilos y con tiempo suficiente. Es una hora en la que muchos tienen todavía la merienda bastante reciente.

–¿Cómo se puede hacer frente a esta situación?

–Yo creo que no existen soluciones milagrosas, pero posiblemente ayudaría que todo el mundo tuviera un poquito más de cabeza y sentido común. Cada uno tiene su forma de pensar, algunos creen que el virus es una mentira y otros piensan que no. La realidad es que están muriendo muchísimas personas por culpa de la Covid-19 y todas las restricciones deberíamos aceptarlas.

–¿Se sienten perjudicados por el comportamiento de otros?

–Nosotros hemos sido prudentes y responsables, nos ha afectado la irresponsabilidad de otros que no lo han sido. Y todas estas nuevas medidas vienen por ellos. Lo que pasó en el puente del Pilar con tanta fiesta y los universitarios completamente descontrolados no se debería haber consentido. Nosotros estábamos trabajando y no sabíamos lo que estaba pasando en la calle Ganivet ni en el resto de Granada. Creo que ahí hubo gente que no hizo bien los deberes para tener todo esto bajo control. La situación ahora es muy complicada y pienso que en cualquier momento nos pueden volver a confinar.