La alcachofa con quisquilla, caviar y trufa con sus guisantes lágrima de El Camino de la Huerta. j. l.
Gastrobitácora

Camino de la Huerta triunfa con la trufa

Las jornadas que Vicente Jiménez le dedica a uno de los productos más exquisitos de nuestra gastronomía son de obligado cumplimiento para cualquier amante de la cocina

Jesús Lens

Granada

Viernes, 26 de enero 2024, 00:01

Vale mucho más de lo que cuesta. Disculpen la grosería, que está muy feo empezar hablando de dinero, pero es que 55 euros por este ... menú es un escándalo. «Para venir todos los días», decía mi querido Curro Marín, gran amigo de Vicente Jiménez y cooperador necesario en estas III Jornadas de la Trufa que convierten a Alomartes en lugar de peregrinación obligatoria desde el viernes 26 de enero al 18 de febrero: ahora es cuando la Tuber melanosporum, la trufa negra, está en su mejor momento.

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El menú que plantea Vicente Jiménez se abre con una mantequilla trufada y un pan de masa madre con el que conviene ser cautos, aunque cueste. Sólo ese primer bocado ya te da la dimensión de lo que va a pasar en la mesa, anticipando los muchos y sucesivos placeres que nos esperan. Sigue un encantador trampantojo: pionono de trufa.

A continuación, una de estas trilogías que, como la del Crack de Garci; te hace dudar de qué bocado está mejor: croqueta de puchero, apio y trufa; torta de aceite, papada y trufa y trufa de foie gras. Ésta, como el pionono, es otro fantástico trampantojo que te obliga a sacar el móvil e inmortalizar el momento. Estos primeros bocados los acompañamos con el portentoso Vermú de Garaje del propio Curro, con una rodaja de limón.

Y entonces apareció él. El puerro. Aquel puerro a la brasa, emulsión de yema cocida, papada y trufa que el año pasado hizo que los ojos se me pusieran en blanco y del que hablé con todo quisqui durante dos semanas. Me voy a poner otra vez pesado e insistido: a buen seguro será uno de mis platos del año y sólo por él merece la pena darse el salto a Alomartes.

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Pero es que la alcachofa, de Rufino, no se queda atrás. Porque viene rellena con quisquillas de Motril, caviar Baeri y trufa. Como dicen los expertos en boxeo, libra por libra, resulta difícil encontrar un bocado más selecto por estos lares. Con esos ingredientes, el límite es el cielo. ¡Ya tienen otra razón para salir zumbando camino del Poniente! No me voy a extender mucho más. Los rigatoni carbonara con guanciale, yema y pericono trufado son una locura y, para acabar más que generosamente saciados, hace su aparición nada menos que un señor Tournedó Rossini con foei gras y trufa. En este caso, el vino es un tinto de El Lagar de Isilla de Ribera del Duero. Matanza de Soria 2019 con 17 meses en barrica hecho con uva tinta del país y producción limitada a 2.798 botellas.

Y cuando uno piensa que ya no puede más, aparece el auténtico remate, uno de esos postres que, además de instagrameable, está de muerte: Carrot & truffle Cake.

Además del menú cerrado, durante estas III Jornadas de la Trufa de Camino de la Huerta, Vicente plantea platos sueltos con la melanosporum como protagonista: todos los del menú y algunos más que ya ardo por probar, como los espárragos blancos a la brasa, trigueros en miguilla de chuleta Joselito y trufa negra o el arroz cremoso de setas, foie gras y trufa.

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Y es que a Camino de la Huerta, estos días, no sólo hay que ir. También hay que volver.

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