Los caminos del Rocío son de ida y vuelta, éste último más desconocido

Dime lo más difícil y lo hago

Vi nacer la hermandad, arropada bajo las cúpulas de la Iglesia de San Pedro y San Pablo. Yo, estuve desde la génesis, pero al viajar no podía participar siempre y me perdía actos marianos de los rocieros. El Compadre me dijo un día: «Siendo uno de los padrinos de la hermandad, no se te ve el pelo». Rápido contesté al Compadre: «Dime cuál es el mayor problema que hay y me hago cargo». Antonio no dudó: «¡La salida de las carretas; que cada uno hace lo que quiere!».

Logística y organización

Contacté con el pequeño grupo de Protección Civil, que en aquellos tiempos no tenía apoyo ni equipamiento, siendo los equipos y transmisiones pagadas de su bolsillo. Yo compré otro walkie. En aquella época, en una tienda en Úbeda (Jaén). Me examiné para tener el carnet de radio aficionado y pagué las cuotas. Entrevista con un jefe de la Policía Local, el oficial Ayuso, una gran persona. Y hablé con el capitán de la Cruz Roja de Granada. La logística estaba en marcha. Todos colaboraron durante los años en que 'tiré del carro' en la moto de Antonio Peregrin para poder ir entre las carretas y organizarlas.

Por las arenas...

Hay miles de momentos rocieros. La salida, la parte peligrosa por de circulación viaria. Y cuando se entra en 'las arenas'. En los pinos del Parque de Doñana, del cruce del río Quema a pasar por pueblo con toda la historia. El primer documento histórico que menciona la devoción a la Virgen del Rocío data de 1337, cuando Alfonso XI hace mención a la ermita de Santa María de las Rocinas. La construcción de la primera ermita data del siglo XV. Hay mucha devoción, penitencia, cumplimiento de promesas a la Virgen y fiesta a la luz de las candelas. Para la mayoría que hace la ida. Y los menos devotos, que hacen el regreso. Si no lo vive, esto no se puede explicar.