Ensaladilla rusa con mayonesa japonesa y pulpo de la Costa Tropical.
Gastrobitácora

Canelón de pato, panettone y cerveza

Las terrazas con estufa vuelven a cotizar alto en Granada. Una semana de dudas e incertidumbres, pasaporte Covid en mano, tratando de seguir saliendo para comer fuera

Jueves, 23 de diciembre 2021, 16:00

El domingo pasado había quedado con Víctor Rodríguez para visitar su nuevo establecimiento, Al punto y coma, por la Caleta. Me gusta mucho cómo cocina ... Víctor —aquellas jornadas dedicadas a la carne de caza en El Coso fueron memorables— y admiro el mimo, la pasión, la imaginación y el cariño que le pone a su trabajo. Su propuesta en el Concurso de Tapas Gastronómicas de este año, con aquella faca-cuchillo para cortar el embutido, fue un hallazgo.

Publicidad

El toque literario que le ha dado a su nuevo local, ya desde el nombre, Al punto y coma, me tiene ganado. Y hacia allá íbamos, caminando, cuando un imponderable nos obligó a cambiar de planes y a quedarnos por el centro.

Domingo a mediodía y sin reserva… ¡complicado encontrar sitio en una terraza! Nos asomamos a dos o tres y estaban petadas. Al pasar por el Campillo, vimos que en Biloba se abría un espacio para la esperanza: había una mesa alta para dos libre. No dudamos. ¡Y qué acierto!

Su carta es internacional, amplia y abierta; con propuestas de diferentes gastronomías del mundo. Transversal, que dirían los gurús de la modernidad. Pasamos por encima del apartado 'Madre Tierra', dedicado a las ensaladas, que bastante empacho de hierbas me he dado estos días, y nos fuimos directamente a los platos catalogados en el epígrafe 'Por las ramas', arrancando con una ensaladilla japonesa de pulpo, con patata y una cremosa mayonesa japonesa de kimchi y teriyaki.

Publicidad

Que una ensaladilla rusa con pulpo de la Costa Tropical lleve mayonesa nipona es una de esas cosas simpáticas que te alegran la mañana de un domingo cualquiera. Hace que sientas un Corto Maltés de la vida: a falta de tesoros y aventuras náuticas, viajar a través del sabor también es un placer.

Seguimos yéndonos Por las ramas y le tiramos al canelón de pato, una carne a la que estoy poco acostumbrado. Se trataba de una variante del canelón tradicional hecha con confit de pato. Muy sabroso. Y rematamos con unas setas salteadas sobre parmentier de patata, huevo a baja temperatura, jamón y esa trufa de temporada rallada en vivo y en directo delante del comensal. Me gusta la textura del huevo a baja temperatura. El salado del jamón y las setas, empujadas por la patata, daban como resultado un plato recio y contundente.

Publicidad

Para el postre, una suculenta crema de tiramisú de chocolate blanco con chutney de fresas y crujiente de galletas cookie, un bocado divertido y juguetón para quedarnos con un gran sabor de boca.

Muy interesante la propuesta de Biloba. Sus carnes tienen muy buena pinta y en carta están esas hamburguesas gourmet que tanto se han popularizado en mil y un restaurantes, pero esta vez preferimos pedir platos diferentes y originales. ¡Y ni tan mal, oigan!

Cuando como fuera, trato de no cenar, aplicándome un ayuno intermitente que conecte el almuerzo con la tostada del día siguiente. Era mi plan para el domingo noche. Pero no contaba con que me esperaba un invitado muy especial en casa: el panettone de Torreblanca para maridar con las Numeradas de Cervezas Alhambra con sabor a cacao.

Publicidad

Les confieso que, tradicionalista como soy, nunca había probado el panettone, quedándome con nuestro atávico Roscón de Reyes. Nunca entendí que, a los mantecados, polvorones y turrones de mil y un sabores, se le sumara ahora ese panettone de origen italiano tan sólido y mazacote.

¡Craso error! ¿Están todos los panettone tan buenos como el de Torreblanca o, haber comenzado por ese, galardonado con el título del mejor panettone del mundo hecho fuera de Italia; ha puesto el listón demasiado alto? No lo sé y, la verdad, no sé si quiero saberlo. Lo que sí sé es que ahora mismo tengo un problema de adicción y necesito que me quiten el cuchillo de las manos. Porque esto está siendo un no parar y, cuando me miro en el espejo, me veo una cara toda 'empanettonada' que no me gusta un pelo.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Accede a todos los contenidos el primer mes por 0,99 €

Publicidad