Sólo contaré algún destino donde tuve el placer de estar con mi familia. Quizá a alguno le parezca infrecuente, pero nos gusta aprender. Somos así. Aunque siempre complace, como el anuncio, que vuelvan todos a casa por Navidad.
Fue una desilusión. Creí que el espíritu ... latino y mediterráneo harían que la capital de Italia tuviera ambiente y mucha decoración navideña. Qué desilusión. Roma, ya per se, tiene una iluminación un tanto tenebrosa. Recuerdo esas luces de bajo consumo de color anaranjado que, si llega la bruma del Tíber, da poca alegría a sus calles, por cierto, nada concurridas en la noche. Salvo que recale en Piazza Navona. Algo de ambiente. Y el Belén del Vaticano. No crean que mucho más.
Berlín con Glühwein
Desde hace más de 20 años acudo a esta ciudad especial, donde no hay atascos y sí un frío que pela. Por eso en sus calles sitúan carritos que venden 'glühwein' , vino caliente, tradición para muchos europeos, pero que me trastorna el cuerpo. ¡Será por la canela! Sus mercadillos fascinadores, irrepetibles, babilónicos. Tanto que me empujan a recalar aunque sean pocos días. Berlín es la ciudad alemana con mayor número de mercadillos navideños, donde se vende comida típica, bebidas, regalos o adornos navideños. Vean la artesanal Winterwelt en Potsdamer Platz. Para adornos navideños vaya a la tienda Käthe Wohlfahrt. Vea el árbol de Navidad de la Puerta de Brandeburgo, el de Checkpoint Charlie y el Sony Center de Potsdamer Platz. Dejan huella.
Londres, spirit of Christmas
Entré conduciendo a Londres, me embelesé con sus edificios victorianos y conduje por la derecha. Era la primera vez que llevaba un coche allí. La ciudad sabe celebrar y vender el Merry Christmas. Yo les propongo hacer algo que en estas fechas los turistas no hacen: comer o cenar navegando por el Támesis. Se sorprenderá al ver las modernas esclusas que evitan las inundaciones. Un recorrido es ver luces navideñas de sus calles emblemáticas: Oxford, Regent y Carnaby Street. La cabalística plaza de Covent Garden lo es más en Navidad. Visite el árbol de Trafalgar Square. Vaya de compras a los mercadillos navideños de Londres. En la ribera sur del Támesis montan un mercado de estilo alemán donde la artesanía es protagonista
Mercadillos y compras
Los mercadillos que están todo el año como Old Spitalfields Market, el Portobello Road Market en Notting Hill, Covent Garden o Camden Town; también merecen la pena. Winter Wonderland en Londres en Navidad. Puede ser inusual hacer un paseo en barco por Londres. Recorrer el río Támesis con Papá Noel es posible. Durante una hora, podrá observar el paisaje mientras come delicias navideñas. Los niños reciben un obsequio durante el trayecto. También venden el 'mulled wine', bebida caliente de vino tinto. Yo prefiero whisky. No se pierda el Harrolt, locura de color y tentaciones. Suba en su noria junto al Bing Bang. Lo único que 'jode' en Londres son los ingleses. Nadie es perfecto
Nueva York, happy Christmas
Imaginar cómo es la Navidad neoyorkina es de ensoñación. Fuimos hace años para coincidir con el momento del encendido del árbol de Navidad en Rockefeller Center. Seña y partida de la Navidad americana. Algo fundamental es lo que llaman 'window shopping' (ver escaparates). Y la rivalidad de los grandes almacenes como Macy's, Saks, Barneys, Henri Bendel, Bergdorf Goodman y Bloomingdale's crean la atmósfera navideña en NY. Conviene ir preparados para el frío y nevadas. Pueden ver sin problemas el lujoso abeto del Hotel Plaza. Entrada gratis. Si quiere y puede, tome algo en su room bar. Más lugares: el árbol de Navidad de la Biblioteca Pública de Nueva York. El de Wall Street. No olvide ir a los mercadillos. Y cuidado con la comida callejera.
Egipto, diferente
Pongo ejemplo con este país musulmán, donde celebré la Navidad de llegada al siglo XXI. Fue en 1999. En el mundo islámico, sus fiestas son otras. Por tanto a nivel popular no hay decoración alguna. Salvo en las consideradas zonas turísticas occidentales. El negocio es el negocio. Lo mejor en estos casos es buscar un buen hotel de cadena europea. Allí ofrecen comidas y actividades occidentales. Y por supuesto tiene asegurado brindar con champán. Eso sí, prepare la cartera porque la clavada en esos países es impresionante. El contraste está asegurado. La Nochevieja de 1999 al 2000 lo recibimos navegado por el Nilo, entre asentamientos arcaicos. Bebíamos champan francés en cubierta con grata temperatura. Y nos levantaron a las cuatro y media de la mañana del día uno del año 2000. Ellos mantenía el programa habitual para turistas. Había que partir a la excursión antes de que el sol abrasase. A las doce de la mañana estábamos en la piscina del barco, tras admirar perplejos la arquitectura egipcia al amanecer.
Madrid es una fiesta
La capital de España siempre ha tenido las buenas formas de no preguntarte de dónde eras ni si hablabas 'chulapo'–madrileño. Tangible concepto que se amplía en Navidad. Su mercado de belenes y demás de la Plaza Mayor es atávico. Sus calles iluminadas al gusto del político de turno. Y todo el centro tiene luces. Se recomienda ver la casa de Noel en la antigua sede de Correos. Y disfrutar el colorido y todas sus tiendas céntricas, junto a una sugestiva oferta culinaria de todo tipo y precio. En Madrid siempre será bienvenido, sin preguntas.
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.