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El paté de cabracho que sugiere Marcos Pedraza.
Álvaro Arriaga y Marcos Pedraza cuentan qué platos van a preparar en Nochebuena

Álvaro Arriaga y Marcos Pedraza cuentan qué platos van a preparar en Nochebuena

Marcos Pedraza, de La Ruta del Veleta, y Álvaro Arriaga, comparten secretos para estas fiestas navideñas, siempre tan especiales

MARCOS PEDRAZA/ÁLVARO ARRIAGA

Jueves, 19 de diciembre 2019, 21:39

Nochebuena es sin duda, Álvaro, la cita más importante del año para elaborar nuestras mejores especialidades con el objetivo de sorprender a nuestra familia y pasar una agradable velada. Preparamos la comida que les gusta a nuestros hijos, a nuestros padres, a nuestros abuelos... En fin, Álvaro, casi siempre la mesa se queda pequeña a la hora de empezar a comer. Y, además, según la zona geográfica en la que te encuentres, se sirven unos manjares u otro para esa noche tan especial.

Así que aunque se piense que en Nochebuena y Navidad todos comemos más o menos lo mismo, no es precisamente así. Los gallegos optan por un increíble bacalao con coliflor. En Aragón se hace un delicioso cardo y ternasco y en las Islas Afortunadas, los canarios se deciden por unas truchas de batata... pero, Álvaro, en cada lugar se elaboran para ese día diferentes especialidades.

Así que nosotros, esta semana, vamos a preparar una que es simplemente deliciosa para Nochebuena. Se trata de un paté de cabracho, una receta sencilla, que vamos a acompañar con huevas de trucha y aguacate. ¡Ahí va! Buen provecho y Feliz Navidad.

Paté de cabracho

Ingredientes para 4 personas

-1 cabracho de 1 kilo aproximadamente

-1 cebolla

-1 diente de ajo

-2 tomates pelados

-Medio litro de nata líquida

-Sal

-50 gr de mantequilla

-Vino manzanilla

-100 gr de huevas de trucha

-1 aguacate

Elaboración

Limpiar el cabracho, deshuesar y cortar a trozos. Picar la cebolla y el ajo y poner a pochar con la mantequilla lentamente. Añadir el cabracho y dejar cocer. Añadir el tomate picado y dejar cocer. Regar con un poco de vino manzanilla, dejar reducir y añadir la nata. Cocer la elaboración lentamente al menos diez minutos, triturar finamente y rellenar los platos donde los sirvamos.

Una vez frío, aderezar con huevas de trucha y aguacate, con el que habremos elaborado una pasta al mezclarlo con aceite de oliva y sal.

Mis heroínas

Pues sí, un año más. Sin darnos cuenta ya estamos, al menos, con los preparativos de la cena de Nochebuena y la comida de Navidad en mente. Hoy, cuando escribo esto, es domingo día 15 de diciembre. El lunes cerramos el restaurante. Pues me juego una cena a que mañana me llama mi madre pidiéndome alguna receta para Nochebuena o Navidad. Eso sí, siempre me pide que sea muy sencilla pero muy rica, fácil de hacer y más fácil de servir. Si es que madre no hay más que una...

Suelo alternar la semana de Navidad o la de Nochevieja para visitar a mi familia, pero además de la visita, uno de mis propósitos en ese viaje es de ayudar en la cocina de casa. Mi madre es una de las muchas mujeres que se creen una jefa de cocina en un restaurante, pero en casa. Espera a que todo el mundo esté sentado en la mesa y es en ese momento cuando se refugia en la cocina friendo, asando, calentado, cortado... Y llevando a la mesa las viandas, según el resto de los comensales lo van tragando. Es la última en sentarse y cuando se sienta dice: «Yo no tengo hambre».

Siempre me ha parecido injusto, está claro que no todo el mundo entra en la cocina, sería un follón, pero es que no todo el mundo quiere ayudar. Nadie quiere mancharse su traje o vestido, y menos aún, que el pelo, recién pasado por el túnel de lavado de una peluquería, adquiera olores a grasa o fritura.

Pero entonces, ¿qué hacemos?

Pues yo soy partidario de cenas o comidas más sencillas en estas fechas. Sí, ya sea en elaboración o en gasto. Al final, quien más carga con la mochila de hacer el menú, ir a la compra, liarse la manta a la cabeza, cocinar , servir y, a veces, hasta de recoger y dejar todo limpio, suelen ser madres, abuelas y suegras. Por lo cual, ¡hoy clavo un lanza por ellas! En Navidad, ellas son mis heroínas.

Hay que saber que además de la carga de trabajo que asumen mis heroínas, hemos de contar también con que muchas veces son ellas las que asumen el costo de esa cena. O se hace un 'mocho', como si estuviéramos en una sociedad gastronómica vasca donde los gastos se dividen entre todos. Dicho esto a modo de pequeño homenaje a las cocineras de casa navideñas, vamos a centrarnos un poco en el menú.

No tengo ninguna intención de proponeros ningún menú, ya que la gran mayoría repite o casi el mismo menú que años anteriores, como si de los estatutos de la casa se tratara. Y no hay quien cambie eso. Mi recomendación es que busquéis más el producto de calidad que la cantidad o las apariencias. Me explico: dame una buena tortilla de patatas con la cebolla medio caramelizada, jugosa y con extra de yemas de huevo antes que un kilo de langostinos congelados quién sabe cuántas veces, de origen desconocido y que no saben a nada. Pues eso ocurre con frecuencia: no os dejéis llevar ni por las apariencias ni por las costumbres ancestrales. El precio del producto en estas fechas se aloca, sube como la espuma de la cerveza y se pagan precios ilógicos y desorbitados.

Al final, como ocurre en casi todas las mesas, no hay quien llegue al postre, sobra el 50% de la comida y hemos desperdiciado dinero y tiempo. Este año yo lo tengo claro: una buena tortilla de patatas melosas, con un buen pan recién horneado y unas kokotxas de merluza rebozadas. Las kokotxas son el pequeño lujo que me doy estas Navidades, pero os digo una cosa, que no sobrará nada, no es necesario montar un bufet libre encima de la mesa.

Madres, abuelas, suegras. Muchas gracias. ¡Feliz Navidad a todos! No olvidéis felicitar al cociner@ de la casa. #ÑamÑam

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