Cenar sin prisas ni agobios y comer con calma

La prisa, traducida como 'bulla' al granaíno, es un problema. Y creciente, además. Mientras bajaba las escaleras del Santa Paula me acordaba de aquellos consejos montañeros que nos daban en el Rif marroquí: «tranquilo, tranquilo; que la pisa mata». Y subiendo al Kilimanjaro: «pole, pole». Despacio, despacio. O, si nos ponemos menos románticos y más negro-criminales, el famoso adaggio gangsteril: 'vive deprisa, muere joven y dejarás un bonito cadáver'.

Salir de cena un lunes es una declaración de principios, una actitud ante la vida. Algo que no se suele hacer. Por eso, la del lunes pasado en El Claustro fue tan singular. Un oasis de desconexión, efectivamente, como recomendaba practicar un estudio reciente sobre las bullas, el agobio, el ir corriendo a todos sitios y la ansiedad que provoca.

Cervezas Alhambra le ha dado la bienvenida al otoño con una batería de cenas que invitan a ese sosiego que, a nada que lo pensemos, es el auténtico lujo. En El Claustro, en Lumbre y en el Carmen de Aben Humeya. Cenas maridadas con la Alhambra Reserva 1925, la popular Milnoh, tomada de manera informal, directamente de la botella, sin copa. A nuestro aire.

El menú diseñado por Rafael Arroyo para estas Cenas Sin Prisa es una buena muestra de su cocina con apego, raíces e historia, comenzando por su delicado Hummus de albahaca de raigambre andalusí y un plato que me fascina y que en realidad son dos: la Mazamorra hecha con almendras crudas y con almendras tostadas y helado de almendra.

Pocos bocados tan exquisitos como la soberbia Lubina salvaje del Mediterráneo con gazpachuelo de almeja y gurullos, esencia marina en el plato y, con la carne, otro guiño a la provincia: Presa de cerdo San Pascual en adobillo con pastel de boniato. El remate lo puso uno de esos postres que, de tan bonito, fotografiable e instagrameable, uno no sabe si comérselo o llevárselo a casa y ponerlo en su mesa de trabajo: Jardines del Generalife, chocolate y té. Pocas formas tan exquisitas y deliciosas de empezar una semana.

4 manos en Los Patos

Otro de los oasis urbanos de Granada, el restaurante Los Patos, donde además de las pulsaciones bajan las temperaturas cuando hace demasiado calor, propone un sugerente menú a cuatro manos en el que su chef, Manuel Martínez, recibe como invitado a Carlos Julián, de Restaurante Ampar. Del 3 al 6 de octubre, aprovecharán para fusionar creatividad y tradición y ofrecer un recorrido sensorial a través de platos cuidadosamente seleccionados.

Hemos tenido ocasión de probar los platos del menú que presentará el cocinero local, comenzando por un espectacular aperitivo: Ravioli de pasta fresca relleno de esturión y camarón rojo con caviar ecológico de Riofrío. Muy alto el listón con ese bocado de mar pespunteado por el lujo del caviar.

Seguimos con una igualmente espectacular Lubina al horno con crujiente de quisquillas de Motril y mar de champán y, el postre, tarta rota de queso con caramelo de frutos rojos y manzanas asadas de la vega granadina; tradición y modernidad de una tacada.

Los platos que presentará el cocinero visitante, Carlos Julián, serán, como entrantes, Tomates de foie con chutney de mango y Cocochas de bacalao con papada ibérica y ajetes. La carne: carré de cordero lechal con milhojas de patatas mantequilla. Y como prepostre: espuma de 'cremaet' valenciano con helado de café y naranja.

Una celebración de los productos locales con un toque moderno para experimentar nuevos sabores y texturas diferentes.