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Pablo Amate
Viernes, 30 de agosto 2024, 00:01
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Viene a cuento este titular por los movimientos habidos no hace mucho, tanto en Granada como en el resto de España. Esto sucede muy a menudo, mucho más de lo que imaginamos. Hay un conocido y céntrico restaurante que cambia continuamente de cocinero, con tal discreción como lo hacen todo. Sin modificar un ápice su carta, evitando así suspicacias de los clientes usuales. En la capital granadina destacan ahora dos cambios.
Digámoslo así. Estilo. Pero el cambio ha sido primordial al vender el matrimonio fundador y creador del negocio: los Sánchez – Cunini. Él, empresario. Y ella, de apellido con abolengo marisquero y cocinera en sus inicios del restaurante. La hostelería dedicada al difícil mundo del marisco y los pescados, en el que no solo con dinero se puede tener máxima calidad. El cambio de propiedad en Puesto 43 se aprecia para un cliente habitual. En variados detalles: servicio voluntarioso, pero falto de rigor, bagaje y usanza.
El primer destello de empeño con inexperiencia fue al catar el vino blanco. El camarero, que el pobre pasa la jornada laboral corriendo del local comedor a la cocina original, tiene que llevar los platos confeccionados, en la mano y al aire libre, un tramo por la acera de la calle Gracia. Ardua labor con múltiples riesgos. Volviendo a la elección de mi vino, por copa, al tener que conducir, el dispuesto y joven camarero me recomendó un vino, porque era al que él le gustaba. Con una sonrisa decliné su propuesta indicando que él era joven, yo muy mayor y que tras 18 años como jurado oficial de la cata de vinos de Albariño, en Cambados, creía conocer bien ese tipo de vino, entre otras DO de España y el mundo. Todo dicho con afabilidad, pero el que tenía que beber el vino era yo, y no él. La carta de marisco algo parca y la materia prima con 'división de opiniones', como en los toros.
En un lejano tiempo, Cunini traspasó la propiedad del señero negocio a una sociedad compuesta por sus propios camareros. Gran acierto, pues nada cambiaba a la vista, calidad del género y tratamiento en cocina. Han sido muchos los años, siempre con éxito de crítica y público. Sin ninguna pega o problema. Ahora, de forma discreta, sin cambiar calidad y sabores, están en otras manos, expertos en su clientela y en el punto de todos sus platos. Buena suerte para todos. Y recordar que el verano sigue o comienza para muchos que trabajaron agosto. Cuídense de esos precios.
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