«El collage es cultivar el asombro con lo que tienes delante»

Quedamos en el Bar Aliatar de la calle San Antón, cuyas obras avanzan a buen ritmo y no afectan a la nutrida clientela que ocupa la barra y las mesas altas del establecimiento. La gente llega y lo primero que hace es plantarse frente a la gran pizarra en la que figuran los nombres, siempre tan curiosos y llamativos, de los bocadillos que han hecho famoso al Bar Aliatar. Marian Recuerda, granaína por los cuatro costados, es clienta habitual. Nos conocemos desde hace muchos años, de cuando acababa de abrir Ubú Libros y se estrenaba en la Feria del Libro. Lo último en lo que hemos coincidido: como entusiasta y vitalista maestra y temeroso y apocado alumno en uno de sus extraordinarios talleres de collage.

–¿Por qué, el Aliatar?

–Es uno de mis bares de referencia. He ido desde chica con mis padres y lo tengo asociado a la memoria de la ciudad. Es un sitio de confianza y entrañable. Además de que me encantan sus bocadillos, claro. ¡Y esos nombres tan propios que tienen! Voy cambiando mis favoritos. Ahora es el Mallorquín, con sobrasada y queso fundido.

–¿Qué nos cuenta de los collages, que tanto le gustan?

–El collage es una técnica artística que permite cultivar el asombro con lo que tienes delante. Se basa en el hallazgo, en el azar y la casualidad, en la coincidencia. Te permite cambiar de sitio una cosa que conoces y transformarla por completo.

–¿Es una técnica compleja?

–¡En absoluto! Es una técnica muy fácil. Lo único que hay que hacer es dar el paso y soltarse para dar rienda suelta a la creatividad. Hacer un collage es más creativo que hacer un puzzle.

–¿Todos somos creativos?

–¡Claro que sí! Todo el mundo es creativo y tiene recursos para solucionar problemas. Hay que sacudirse ese complejo de no ser creativos.

–En sus talleres de collage consigue precisamente eso. ¿Cuáles son los próximos?

–En La Variable, el viernes 4 de julio, un taller de collage tridimensional para adultos, jugando con el concepto de una caja en una caja en una caja. Y el sábado 5, uno para jóvenes de 12 a 17 años, 'Bestiario', para hablar de los animales y su simbología y también de las mascotas. A medida que hacemos collage, hablaremos de ese tema, tan importante.

–Usted pone los materiales.Entre otros, revistas, libros o mapas que hay que 'destrozar'. ¿Cómo lo lleva?

–No tengo problema. (Risas). Es darle una nueva vida a todo ese material, reelaborarlo y convertirlo en un objeto artístico. Es muy bonito trabajar con el papel y con las manos y ver las imágenes que van surgiendo.

–Paradójicamente, está estudiando Restauración en Bellas Artes con el fin de restaurar libros...

–¡Me encanta el libro objeto! Eso sí, a la hora de leer, no me cierro al electrónico, que me gustan la técnica, la ciencia y los ingenios mecánicos. Pero me encanta encuadernar, por ejemplo, libros de artista.Me gusta la parte física del libro. El libro como objeto permite abrirse a otros lenguajes, que los objetos son un lenguaje en sí mismo que cuenta muchas cosas. Los libros que más me gustan son los intervenidos por sus dueños.Esos en los que encuentras palabras escritas, dibujos o que guardan fotografías en su interior, cromos pegados y hasta collages. Me gusta coleccionarlos y son los que llevé a Mediopán, el mediofestival y medioferia de publicaciones y ediciones gráficas que La Madraza de la UGR organizó hace poco en Casa de Porras y en la que disfruté tantísimo.

–¿Por qué cerro la tienda física de Ubú Libros?

–Por varias circunstancias: cansancio y lo duro y cuesta arriba que se hizo después de la pandemia. Me surgió la posibilidad de volver a trabajar con el libro antiguo y de segunda mano y en esas estoy. Tengo un stock de unos 9000 libros, de los que 400 son antigüedades. Algunos, de los siglos XVI y XVII, otros editados en imprentas míticas de Granada. Es otra forma de trabajar, más paciente y personal.

–Se nos quedan en el tintero los clubes de lectura...

–...Y 'Guerra y paz', con la que estoy ahora. Y el Cine Club de la UGR... ¡Para la próxima!

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