Comer rico y sano en pandemia
Destinos con sabor ·
Destinos con sabor ·
pablo amate
Viernes, 7 de mayo 2021, 00:50
Incesante el trasiego de mensajeros en moto. Se distinguen por sus grandes cajas traseras. Motos particulares, pocas de empresa. Llevan comida, la gran mayoría 'fat ... food' a domicilio. Miro la web de esos proveedores. El 90% es comida rápida. Un eufemismo. La oferta abrumadora son hamburguesas de multinacionales, con todas sus variantes. Le sigue la comida mexicana, hindú, árabe y sus vertientes; asiática al estilo español y las consabidas pizzas. Pocos son los que ofrecen guisos de españoles. Los menos perniciosos.
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Comer ese tipo de productos demasiado a menudo no es bueno para 'los cuerpos'. Ni siquiera para los 'cuerpos' jóvenes. Ese tipo de alimentación –yo no uso la palabra dieta– es perjudicial nutricionalmente cuando se toma en exceso. No crean que solo pasa en España. Desde hace años, los países de medio mundo piden y comen esos tipos de comida. Las películas y series son su espejo. Triste reflejo de la soledad de un apartamento, con un cartucho de cartón, dos palillos chinos y mirada ausente frente al televisor.
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Sorprende que una de las bodegas con mayor solera española e internacional proponga comer verduras. Ellos venden vino, pero ahora recomiendan hortalizas. Su bodega está al lado de ricos campos donde hay lechugas, coliflor, cebollas rojas y blancas. Y surgen productos hortelanos como las famosas alcachofas de Tudela, con denominación de origen; o los 'apabullantes' espárragos blancos de lascivo grosor, DO Navarra. Apuestan por esa ingesta saludable. Comer verduras no es algo raro. O quizá hoy día sí. Leo sorprendido que una cocinera de la red odia las alcachofas. Yo lo hubiese omitido. Son buenísimas para el hígado y la fibra que aportan.
Oí declaraciones de Antonio Moya, padre, de Asador de Castilla. Con su lógica característica, pronuncia: «hay que saber guisar platos de siempre para crear variantes». Muchos creen que Picasso, Dalí o Miró solo pintaban cosas raras. Recomiendo busquen su obra primitiva. Lo mismo sucede con la gastronomía. Si no sabe hacer una sopa de ajo perfecta, no espere de ese cocinero coherencia en su cocina. Asistí a unas jornadas de cocidos, ollas y potajes. Ni uno de los platos estaba bueno. Ni siquiera apetecible. El joven cocinero aprendió algo de cocina asiática sin haber ido. Ni el puchero estaba bueno.
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La redes han propiciado que sin haber ido en su vida –no es mi caso– pueda comprar Borgoña. El desconocimiento de ese vino, tan difícil, ¿quizás distinto? sorprende al comprador de oído. Recuerdo de Chicago. Presidía el panel de cata. Sirviose Pedro Ximenez de Alvear 1925. Un catador exclamó: «¡Esto es arrope!» Paré la cata y pedí que el que no conozca ciertas zonas extranjeras vinícolas, no se atreva a ser jurado. Por su ignorancia. Cuídense.
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