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Antonio Arias reivindica la memoria de Enrique Morente, siempre viva. RAMÓN L. PÉREZ
Una cerveza Alhambra con... | «Con la comida te comunicas con cualquier persona»
Una Alhambra con...

«Con la comida te comunicas con cualquier persona»

antonio arias ·

El músico confiesa que hace sus pinitos en casa con la comida india y reivindica la importancia del binomio bares–creatividad

Jesús Lens

Granada

Viernes, 19 de marzo 2021, 00:52

Delgado como un junco, Antonio Arias (Granada. 1965) defiende que es de buen comer y que le gusta ponerse 'morao', tirando por tierra el mito de que los músicos solo comen cada tres días. Cuando le pregunto que dónde quedamos para esta entrevista, responde de inmediato y sin pensar: «en el Provincias». La primera pregunta, por tanto, es obligada.

-¿Qué tiene este bar?

Un fuerte componente emocional, además de palatal, que el pescado fresco es una delicia y es sinónimo de vida. Está en un callejón inevitable para los granadinos y el grafiti de Enrique Morente me recuerda a la experiencia Omega. Aquí me lo encontré a su vuelta de Madrid y aquí empezamos a hablar de nuestra colaboración. El dueño, Jorge, es familia de los Morente, siempre somos bien recibidos y me da flash. Es un sitio sencillo, cálido y con fuerza telúrica que rezuma granadinismo sin chovinismo, representando los valores de nuestra tierra.

-¿Es usted 'cocinitas'?

¡A la fuerza ahorcan! (Risas) Me he forjado en la cocina con mi madre y mi abuela, aunque ellas dicen que lo que yo hago no es cocinar (Más risas). Pero no me defiendo mal, sobre todo desde que tuve a mi hija, Carmencilla, y cambié mis horarios y rutinas. Me gusta la comida india, por ejemplo y el pan naan, lo bordo. La cocina es una forma de cultura. Otro lenguaje. Es universal. Conecta con todo el mundo. Con un plato de comida de por medio te puedes comunicar con cualquier persona.

-¿Por qué la comida india?

Me gusta, sobre todo, cuando grabamos. Es una comida que pica y espabila, que invita a trabajar. Lo contrario que un cocido madrileño, vamos. (Risas)

-¿Cómo es la parte gastronómica de la vida en la carretera de los músicos de rock?

Interesante. (Risas) En ocasiones, nos toca chóferes que tienen una guía de todos los restaurantes de carretera por los que vamos a pasar. Entonces empiezan las dicusiones y, al final, la mayor parte de las veces comemos a las cuatro de la tarde un bocadillo, el único elemento común de los tiquismiquis de la comida. Excepto si vamos hacia Murcia y Levante, que siempre paramos en Venta Quemada. Ahí no hay discusión.

-¿Come antes de los conciertos?

No. No hay peor experiencia que hacer la digestión en plena actuación. Alguna vez me he dejado engañar por el hambre y es horroroso. El problema es que al final de los conciertos, cuando baja la adrenalina, te relajas y aprieta el hambre, es difícil encontrar sitios abiertos. Una vez, nos 'convertimos' en coche para que nos atendieran en una Drive Burger, haciendo la cola entre una fila de vehículos. A Enrique Morente, eso sí, siempre le abrían una cocina a la hora que fuera. Eso pasa en el flamenco. En el rock, no.

-¿Qué proyectos tiene actualmente entre manos?

El mes que viene editamos la cuarta entrega de Multiverso. Es un disco en vinilo en dos versiones, inglés y español, que parte de un poemario del astronauta Alfred Worden. Un proyecto muy ilusionante que reivindica la tercera cultura, fusión de arte y ciencia, en el que participan el Instituto de Astrofísica de Andalucía, el Observatorio Calar Alto y el Instituto Cervantes, que reivindica el español como lengua de la ciencia. Será una edición limitadísima y efímera que también contará con un libro disco en formato CD.

Además, esta primavera sacamos el disco dedicado a Mawlid, sobre Ibn al-Jatib, y estoy trabajando en la banda sonora de un documental sobre los constructores de la Alhambra y musicando un poemario de Luis Buñuel titulado 'Un perro andaluz', anterior a su película. Es una poesía muy sensual, de la vida y de los sueños.

-¿Qué hay del mito de los bares y la creatividad?

Los bares eran una almoneda viviente: sabías dónde estaban los músicos que te interesaban e ibas a buscarlos. El punto embrionario de los 091 estuvo en un bar, por ejemplo. Conocías gente y surgían miles de ideas y proyectos. Al final solo cuajaba uno de cada cien, pero el que cuajaba… ¡Ay, el que cuajaba!

Menú degustación

  • Un ingrediente El curry

  • Un sitio para celebrar Casa Juanillo

  • Una tapa para abrir boca La ensaladilla rusa

  • Una cocina internacional La india, sin dudarlo

  • Dulce favorito Huevo de nata de La Cruzada

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