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Jesús Lens
Granada
Viernes, 9 de octubre 2020, 02:08
Hace ahora un par de años, en la edición de 2018 de Granada Gourmet, el popular y televisivo Julius, estrella de Canal Cocina, sorprendió a propios y extraños cuando, en la barra de Las Titas, se inventó sobre la marcha una receta para las quisquillas ... de Motril que Pepe Torres había comprado en la subasta de pescado celebrada unos minutos antes.
Cogió un plato de nuestro crustáceo de cabecera, lo maridó con vermú, aceite y sal en escama y le dio una pasada por el calor de un soplete. ¡Menudo exitazo! Volaron aquellas quisquillas y a Julius le tocó preparar otros dos platos o tres de su recién inventada receta, para solaz de los presentes.
Me acordaba de aquel episodio hace unos días, cuando alguien colgó una foto en instagram de una quisquilla y un internauta indocumentado le decía que cómo era nadie capaz de comerse aquella asquerosidad con ribetes azules que claramente estaba en mal estado. La ignorancia, qué osada es.
Francisco Martínez, propietario y cocinero del Bar FM, tiene claro que para apreciar todo el sabor de la quisquilla de Motril, lo mejor es tomarla con un poco de sal fina y comerla como si estuviera cocinada. Al natural, o sea. Así la sirven en Bar FM, que es la forma de «apreciar su grasita». Y a la plancha, pero muy poco hecha.
Otra receta de Bar FM que gusta mucho es en forma de tartar con una base de aguacate. Las quisquillas peladas de maceran un minuto en AOVE, un poco de pimienta, unas gotas de limón y una pizca de sal. Se montan sobre una base de aguacate y listo.
También combinan bien con el mango, según indica Álvaro García. Además, «la trufa le aporta personalidad; la lima, frescura y viveza y la maracuyá la convierte en un bocado exótico inigualable. Los sabores tropicales le van de maravilla a la quisquilla de Motril y realzan cada uno de sus matices».
Para evitar que pasen esas cosas, Álvaro García, propietario y jefe de cocina de Zarcillo Restaurante Gourmet (Motril) ha puesto en marcha chefdelaquisquilla.es el primer portal monográfico especializado en la quisquilla de Motril, presentado al público la semana pasada, durante la celebración de La Quisquillá 2020.
Se trata de una web que cualquiera puede visitar para saberlo todo sobre el rosado crustáceo de huevas azules al que García se refiere como «la miss del mar». Qué es, cómo es, dónde vive, qué come, cómo se reproduce o de qué forma se pesca son solo algunos de los datos publicados en una plataforma que, además, incluye un recetario y una sección de noticias que se actualizará de forma periódica con contenidos de valor y entrevistas a distintos expertos que permanecían en la sombra.
«Tenemos un producto a la altura de las ostras y el caviar», señala Álvaro García, quien celebra la apertura y puesta en marcha de un portal de estética exquisita que aglutina la información más relevante que se ha publicado hasta ahora sobre la quisquilla de Motril, traduciéndola a un lenguaje más cercano, directo y desenfadado con el objetivo de hacerla llegar a todo el mundo.
La quisquilla es un crustáceo decápodo y omnívoro que come de todo lo que encuentra a su alcance, sea materia orgánica en descomposición, algas y pequeños invertebrados, estén vivos o muertos. Su cuerpo es translúcido bajo el agua, que se ruboriza en la cocción, tiñéndose de rosa. Su tamaño oscila entre los 5 y los 17 cm. Posee una espina central y dos laterales y su vientre guarda unas huevas de un intenso e inconfundible azul. Aunque se pesca durante todo el año, su temporada alta es el invierno.
La quisquilla se encuentra en los fondos rocosos del Mar de Alborán, idóneos para la pervivencia de esta especie por el compendio dado entre las perfectas condiciones climáticas que encontramos en la zona, producidas por la cercanía entre la alta montaña y el mar. Aporta gran cantidad de proteínas de alto valor biológico, minerales (yodo, fósforo y sodio) y vitaminas, sobre todo, la B3, B12 y la vitamina D. Su aporte energético es de apenas 75 kcal por 100 gr. Además, contiene gran cantidad de agua y casi nada de grasa. Y, sobre todo, es una exquisitez.
–¿Por qué se ha decidido a poner en marcha la iniciativa de una web dedicada a la quisquilla de Motril?
–Desde hace años, vivo obsesionado con que se reconozcan los productos de la tierra como lo que son: joyas, en una tierra que está lejos de creerse lo que tiene y que, gastronómicamente hablando, debe crecer y poner en valor sus manjares que –ya de forma natural– son insuperables. Si a esto le sumamos, ganas, tiempo, ilusión y una pizca de cariño lo conseguiremos, haciendo de la zona un referente gastronómico inigualable. De ahí el no esperar más.
–¿Por qué tenemos que acostumbrarnos a pedir la quisquilla 'de Motril'?
–Porque es única y tiene la capacidad de iniciar una mesa con una abrumadora exquisitez, luciendo tipo con su majestuosa presencia, su tersura, su delicadeza, sus huevas azules... Te aseguro que este crustáceo está a la altura de los mejores manjares del mundo y ofrece un infinito abanico de posibilidades culinarias que merece la pena descubrir. Por otro lado, económicamente hablando, si el producto se reconoce como algo singular y único (que, sin duda, lo es), aportará riqueza y hará de este movimiento una cadena sostenible que nos beneficiará a todos: pescadores, pescaderos, restaurantes y consumidores finales. Piensa que si, a partir de ahora, hay 'foodies' que se desplazan a nuestra tierra movidos por su necesidad de probar la auténtica quisquilla de Motril o si surgen nuevos restaurantes de diferentes puntos geográficos que se interesan por ella y la integran en sus ofertas gastronómicas o si, gracias a nuestra labor, hay más gente que se acerca al mercado a comprar quisquillas de Motril para prepararlas en casa atreviéndose con nuevas elaboraciones; será buena señal para todos y, especialmente para nuestro equipo porque significará que estamos logrando varios de los objetivos marcados desde el inicio del proyecto.
–¿Corremos el riesgo de no darle el valor que tiene por ser un producto al que estamos acostumbrados?
–Sí, ese es uno de mis miedos. Por eso, tengo claro que nos queda mucho trabajo por hacer, que casi no hemos empezado y este proyecto ya nos pide más y más tiempo. Como si el producto nos pidiera a gritos que ayudemos a que se reconozca. Y estoy convencido de que lo conseguiremos porque somos muchos y estamos todos a una para lograrlo.
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