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Jesús Lens
Granada
Viernes, 6 de noviembre 2020, 01:32
Cuando tecleamos la palabra 'desayuno', nuestro inteligentísimo teléfono nos ofrece dos posibles emoticonos, por si queremos representarlo gráficamente en vez de con palabras. El primero muestra unas golosas tortitas. El segundo, unos huevos en una sartén. Ninguna de las dos opciones forma parte del desayuno típico de los granadinos, que en muchos casos no es más que un café 'sorbío' y media tostada ingerida a toda velocidad. Sin embargo, médicos y nutricionistas insisten en la importancia de la primera comida del día, que debe llenarnos de energía para afrontar la jornada.
Ejemplo paradigmático de estos desayunos energéticos lo encontrábamos en el Gran Café Bib-Rambla, uno de los clásicos de Granada. Javier Navarro, sin embargo, nos confirma que ahora no es posible disfrutar de los contundentes platos de huevos, bacon y jamón que, entre otras propuestas, tenían en su carta de desayunos. Platos potentes que suelen disfrutar los turistas para coger fuerzas y andar todo el día por la ciudad. «Tanto los extranjeros como los nacionales», puntualiza Javier. Pero ahora apenas hay turismo.
Lo que sí hay en uno de los cafés históricos de Granada, que abrió sus puertas en 1907, son las golosas tortitas. Y, por supuesto, el mítico chocolate con churros que sigue preparando todas las mañanas la incombustible maestra chocolatera y churrera Concepción Puertollano. No hay un desayuno más reconocible y disfrutón en nuestra tierra. Los churros, en rueda o alargados, son uno de esos placeres culpables que convierten en especial hasta la mañana más anodina.
En estas semanas en que el toque de queda mantiene a la noche a raya, el desayuno nos ofrece mil y unas posibilidades gastronómicas para disfrutar con tiempo, relajo y delectación. Es muy tentadora, por ejemplo, esa otra modalidad de desayuno, el tardío, que puede llegar a confundirse con el almuerzo. El famoso 'brunch' de los anglosajones, muy habitual en los domingos más perezosos. Para buscarlo, nos acercamos al café del hotel Issabel's Marquis, en la plaza Isabel la Católica, famoso por organizar unos brunch muy divertidos y canallescos, repletos de sorpresas, música y con una propuesta gastronómica amplia y variada. Por desgracia, una camarera nos indica que cierran hasta diciembre. Que no está el ambiente para fiestas, aunque sean a plena luz del día y con todos los parabienes sanitarios. Esperemos que, a no mucho tardar, podamos volver a disfrutar de aquellas convocatorias con sabor inequívocamente neoyorquino.
Continuamos nuestro peregrinar en busca de un desayuno contundente y recalamos en Minuit Pan & Café, en la recién remozada calle de la Colcha. Y allí sí. Allí sí tienen unas tostadas inmensas que, entre otras propuestas, permiten disfrutar de huevos revueltos, salmón, queso, aguacate... un sinnúmero de ingredientes que el cliente puede combinar de acuerdo a su mejor saber y entender o al de su hambre y/o nivel de bribonería, también.
Con obrador de panadería propio y tres locales abiertos al público, la inspiración francesa de Minuit se deja sentir en el ambiente, la decoración del local y en sus extraordinarios cruasanes, hechos según la receta gala (mantequilla francesa, harina molturada a la piedra de modo artesanal y sin ningún aditivo) y rellenos de ingredientes tan tentadores como la crema de almendras, crema pastelera, de manzana o de naranja y chocolate.
Además de cuidar el café con esmero, también hay zumos variados, otro de los componentes necesarios en todo desayuno sano y saludable que se precie. Además del proverbial zumo de naranja, tienen propuestas tan singulares como el sabroso jugo de limón con hierbabuena, bien picadita.
Para los amantes de las tostadas de toda la vida, de un tiempo a esta parte y gracias a la proliferación de los panes artesanos, se abre un enorme espectro que va mucho más allá de la tostada de mantequilla y/o mermelada y de la catalana de toda la vida, con su jamón, tomate y aceite de oliva.
En La Gracia de Dios, por ejemplo, saben tanto de pan –no en vano llevan haciéndolo desde la década de los 20 del pasado siglo– que sus tostadas son un puro deleite. La quinta generación de panaderos ha permitido, también, la apertura de cafeterías en las que darse el gustazo de disfrutar de un desayuno gourmet.
Por ejemplo con sus tostadas de aguacate, que tan de moda están. El oro verde se ha convertido en un aliado imprescindible para los amantes de la gastronomía saludable. O las de aceite y miel. O con tomate en rodajas y atún. Hay otras que resultan menos sanas sobre el papel, pero que son igualmente apetecibles. Por ejemplo, las de sobrasada con queso fundido. Y, si me permiten una recomendación: pidan la de caviar. Desayunar una tostada de caviar resulta de lo más cool y cosmopolita y, con la mantequilla fundida, está de lujo. Aunque, como ustedes podrán imaginar, lo del caviar es un puro eufemismo.
En La Gracia de Dios, los cruasanes y los suizos también son de otra dimensión. Además, al margen de los diferentes tipos de café e infusiones, hay que destacar su amplia variedad de chocolates a la taza, incluyendo el chocolate negro con naranja y canela, el chocolate con leche, mango y maracuyá y uno blanco muy tentador.
También resulta necesario hacer referencia a su amplia oferta en pastelería, con catorce referencias diferentes en la carta, incluyendo barquillos, milhojas y roscos de nata. Sin embargo, es mejor dejarlo aquí y posponer el análisis de los pasteles a un próximo Especial Meriendas, otra modalidad gastronómica que se ha visto reforzada ahora que el tapeo nocturno está de capa caída.
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Cristina Cándido y Álex Sánchez
José E. Cabrero | Granada
Mercedes Navarrete | Granada
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