José Francisco Alonso habla en Ruta del Azafrán sobre el proceso de cocina de la novela. Gustavo Bernal

Una Alhambra con... José Francisco Alonso

«Dime qué comes y te diré quién es el malo»

Es profesor de Filosofía y escritor. Introduce lo gastro en sus tramas policiacas y sus personajes reverencian la buena mesa. Fútbol, lealtad y traición, en su novela más reciente

Jesús Lens

Granada

Jueves, 20 de noviembre 2025, 23:34

José Francisco Alonso vino a nuestra ciudad para participar en Granada Noir. Estuvo en Tendido 1, en La Taberna de Kafka y en Ruta del ... Azafrán, donde tenemos esta conversación sobre la saga de novelas protagonizadas por Loizaga.

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–¿Qué es el universo Loizaga?

–La vida contada por el profesor Loizaga en clave de novela policíaca. Por ahora consta de cuatro títulos: 'Pisto a la bilbaína', 'Milhojas de jamón', 'Café cortado' y 'Bacalao de Bilbao'.

–¿Por qué un profesor de Filosofía como protagonista de una saga de novelas negras?

–En teoría, a un filósofo le mueve la curiosidad y la búsqueda de la verdad. Los profesionales del crimen (policías, jueces, forenses, etc.) tienen que trabajar porque hay un delito y por su sueldo. El profesor Loizaga es un investigador motivado por el descubrimiento de la verdad, si ésta puede encontrarse. Además, me permite tratar temas que no quedan recogidos en el Código Penal, como la traición en 'Bacalao de Bilbao'.

–¿Bilbao ya no es lo que era?

–Y para bien, en mi opinión. Sigue siendo una ciudad donde viven gentes orgullosas de ser bilbaínas. Pero ahora es más amable, más divertida, más dinámica. No estoy diciendo que sea Disneyland, siguen pasando muchas cosas poco deseables, como es propio de una ciudad intensa, compleja. Pero con una sonrisa. Muy vitalista. Más una boda que un funeral.

–¿Qué importancia tiene la gastronomía en sus novelas?

–El profesor Loizaga tiene un método de investigación gastronómica para resolver sus casos. Algo así como 'dime qué comes y te diré quién es el malo'. Lo que comemos nos define como personas. En una novela policiaca la comida puede ser un elemento determinante de la trama. Intento ir, en este sentido, un poco más allá de lo que hacían Vázquez Montalbán o Andrea Camilleri.

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–¿Por qué llevan todas nombres 'culinarios'?

–Por un lado, es un indicador de marca del universo Loizaga. Por otro, creo que los títulos tienen que contar la trama sin contarla. Por ejemplo, 'Café cortado' es una novela sobre las nuevas masculinidades, pero ¿qué café toman los hombres muy hombres? La más reciente, 'Bacalao del Bilbao', es una novela sobre la traición ambientada en el mundo del fútbol. El mejor jugador del Athletic no quiere renovar, se sospecha que tiene una oferta del Real Madrid o del F.C. Barcelona. Entonces empieza a recibir amenazas de muerte anónimas.

–¿Cabe la lealtad a un escudo y a unos colores en el deporte profesional hoy en día?

–Si comparamos el fútbol con un empleo, no tiene sentido. Todo el mundo busca que le paguen más dinero por su trabajo. Pero si entendemos el fútbol como un vínculo familiar, entonces sí cabe la lealtad. ¿O nos parece normal cambiarnos a una familia donde nuestros padres son más ricos y famosos? En Bilbao, para muchos de nosotros, el fútbol es algo familiar.

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–¿Habrá más entregas culinarias de la saga?

–Tantas como quieran los lectores. Por mi parte, es un personaje que no pienso abandonar mientras la gente crea que tiene algo que contar. Ahora mismo estoy inmerso en la quinta de Loizaga, que espero salga el año que viene.

–¿Qué tal su experiencia gastronómica en Granada?

–Magnífica. Se come muy bien en Granada. Hay buenos productos locales y mucha cultura de las tapas. Recordaré para siempre el arroz de callos de Ruta del Azafrán, por ejemplo. Además, hay grandes conversadores. Una comida perfecta requiere buenos compañeros de mesa capaces de construir una conversación interesante. La palabra es el complemento ideal del gusto.

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–¿Cómo relaciona cocinar un plato con escribir una novela?

–Ambos son procesos creativos y todos los procesos creativos se parecen, tienen fases similares. No lo digo yo, lo dice Ferran Adrià. La gente desconoce cómo se escribe una novela, sin embargo, sí ha cocinado con frecuencia. Este paralelismo puede ayudar a entender mejor lo que se llama la cocina de la novela.

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