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Pablo Amate
Viernes, 15 de marzo 2024, 00:45
Casi todos comemos. Y muchos, en los miles de restaurantes y bares de España. Mi segundo pensar es un refrán: 'Con la comida no se ... juega'. Por tanto, si unimos el binomio 'comer y prohibir', afecta al 99% de españoles. Un tema del que todos saben algo o mucho. Y como no creo en casualidades ni en que la opinión pública tenga la certeza de sabias decisiones, aprecio que hay muchas 'maniobra de distracción', creando un foco nuevo de atención con esas declaraciones. Mientras, los temas vitales que afectan a la sociedad se desvanecen ante esas bombas de humo, burdas, toscas e indoctas. Y todos entramos al trapo.
Del chuletón al horario
Ni los de Bilbao, que hacen y nacen donde quieren, comen a diario chuletones de carne roja y sus variantes. O la tergiversada opinión del exministro que usó de cebo para avivar la opinión pública. «Exportar carnes defectuosas de España al extranjero», frase presuntamente sacada de contexto, dicen. Otras parecen que no: «los del Turismo no son ingresos importante para España». Y exclama otra ministra: «el horario de (¿restaurantes u hostelería en general?) son muy amplios».
Comparar con el mundo
Por mi trabajo conozco mundo, culturas y todo eso. Pero de esta ministra que viaja mucho con asesores, también 'viajados', no puedo creer que nos compare con el extranjero. Hace 12 años reservé mesa para una entrañable celebración familiar en un señero restaurante de Ginebra a la ribera del Lago Leman. Conociendo el percal, llegué a las 12:30 am. Y a las 13:00 am una elegante metre me indicó que la cocina cerraba en 15 minutos. Si deseaba mantener la reserva hasta que llegasen el resto de mis comensales tenía que pagar también las horas extras de cocineros y camareros. Hice rápido la comanda para todos y al servir el primer plato en mi solitaria mesa, comenzó a aparecer el resto de familia. Hoy en Ginebra hay muchos restaurantes NO STOP.
¿Y eso qué es lo que es?
El NO STOP en hostelería, que apenas veo en España, es no cerrar hasta la noche. Pero jamás a la una de la madrugada. A esas horas, si las hay, son garitos con dudosos bocados extranjeros. Granada tuvo hace muchos años un bar clandestino albaycinero: Casa Pablo. Una casona antigua donde comer a las 5 de la mañana un bocadillo tradicional empujado con gintónic. Eso sí, el pan siempre correoso. Los hoteleros son sufridos, pero no tontos. Y un restaurante al uso, raro es que cierre después de la 1 de la madrugada. Otra cosa son las terrazas y veladores. Las maniobras de distracción hacen que nos 'encelemos' con un trapo para despistarnos de los problemas reales. Cuídense.
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