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MIKEL CASAL
El enólogo Antonio Flores recibirá el Premio Luis Oruezábal que concede IDEAL

El enólogo Antonio Flores recibirá el Premio Luis Oruezábal que concede IDEAL

El prestigioso experto representa la tradición y las raíces como base para la innovación en el mundo de la enología

Jesús Lens

Granada

Viernes, 18 de diciembre 2020, 00:57

Su apodo en twitter es @hacedordevinos, un nickname suficientemente elocuente y que sirve para explicar qué es y a qué ha dedicado toda su vida profesional Antonio Flores Pedregosa, galardonado con el Premio Luis Oruezábal 2020 que concede IDEAL.

Cuarenta años de vida profesional en las bodegas González Byass jalonan la trayectoria de una persona enamorada de su trabajo que defiende la importancia de seguir aprendiendo del vino todos y cada uno de los días como Master Blender de González Byass Jerez.

Hacedor, porque es lo que le gusta. Hacer. Una palabra tan bonita como sencilla que define a una persona que habla con pasión, entusiasmo y conocimiento del vino, pero también con humildad y naturalidad. Una persona sencilla que hace las cosas lo mejor posible, a sabiendas que es en esa sencillez donde surgen los mejores vinos. Una persona expansiva que, en un rato de conversación telefónica te provoca las ganas, necesidad casi, de descorchar un buen vino de Jerez y brindar con él por la consecución de este galardón.

Antonio Flores no solo nació en Jerez de la Frontera en el año 1955, es que vino al mundo en el interior de la propia bodega González Byass. Su padre, que entró a trabajar en la bodega con 14 años como chico de los recados y había ido subiendo en el escalafón, fue el director de Producción de la firma jerezana, por lo que tenía derecho a una vivienda en el interior de una bodega que es una ciudad en sí misma. Y allí nació Antonio, encima de la mismísima Solera Fundacional de Tío Pepe, por lo que bien podríamos decir que de casta le viene al galgo.

Antonio Flores representa la tradición y las raíces como base para la innovación en el mundo de la enología

Antonio se crió entre botas y vinos, disfrutando de los aromas de los grandes vinos de Jerez, jugando entre barricas y toneles. Aun así, antes de entregarse definitivamente a la enología, coqueteó con la idea de estudiar periodismo, una profesión que le atraía sobremanera. De ahí, posiblemente, su pasión por comunicar y transmitir lo mucho que sabe y, también, la multiplicidad de herramientas que utiliza para ello, siendo un fervoroso y consumado usuario de las redes sociales.

Finalmente, la impronta de su padre le condujo al mundo del vino, incorporándose a González Byass el 1 de septiembre de 1980, en plena vendimia, empresa en la que ha desarrollado toda su carrera profesional. Antonio Flores también fue precursor de la formación académica dado que, siendo ya plantilla de González Byass, cursó estudios superiores de enología en la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona.

Fue uno de los primeros alumnos españoles en estudiar de forma reglada enología, alcanzando el Grado Superior en una universidad igualmente pionera en todo lo referente a la formación vitícola. Desde entonces, el enólogo ha tenido claro que el romanticismo que históricamente envuelve a todo lo referente al mundo del vino se tiene que dar inevitablemente la mano con la ciencia. Formación continua, investigación y curiosidad a raudales están en la base del éxito de Flores.

Raíces y tradición

En ese proceso de formación e investigación, Antonio Flores se ha apoyado mucho en el excepcional archivo de la bodega González Byass. Tiene muy claro que las raíces y la tradición son las grandes garantes de unos vinos de calidad contrastada. El conocimiento, el redescubrimiento del pasado para seguir avanzando hacia el futuro.

Un futuro en el que tiene mucho que decir Silvia Flores, su hija, que ha continuado la tradición familiar y ya trabaja mano a mano con su padre en el mundo de la enología.

Y otra faceta esencial en la feraz y gozosa trayectoria profesional de Antonio Flores: su apertura al mundo. El emblema más conocido de González Byass es la figura de Tío Pepe y bajo su manto protector, Antonio viaja por todo los cinco continentes como el mejor embajador de sus vinos, embarcándose en giras de presentación que nada tienen que envidiar a las de las luminarias de la música. De hecho, la abrupta irrupción de la pandemia le sorprendió desembarcando del avión que le traía de Filipinas y Japón.

Desgranar la cantidad de reconocimientos, premios y galardones atesorados por Antonio Flores a lo largo de sus cuarenta años de trayectoria sería agotador. Baste decir, por ejemplo, que ha sido elegido en más de una ocasión 'Mejor enólogo de vinos generosos del mundo' en los premios que otorga el International Wine Challenge, los Winemaker of the Year.

De la mano y en justa correspondencia, algunos de sus vinos, como el Amontillado Cuatro Palmas, una de las grandes creaciones del enólogo impulsor de la #SherryRevolution, fue reconocido como el Mejor Vino Fortificado de 2016. Eso sí: no le gusta que se hable de vinos de autor, lo que considera un ejercicio de soberbia. Siempre ha defendido que el enólogo no puede estar por encima de los vinos.

A esa larga nómina de premios se une ahora el Luis Oruezábal que concede IDEAL, cuya entrega se hará próximamente en un acto privado y bajo estrictas medidas de seguridad, en el restaurante Chikito.

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