De los espárragos trigueros de Granada al aceite y los aranceles

Manojito de trigueros

Los vi y se me agolparon los recuerdos. Sus sensaciones sápidas me volvieron a mis papilas gustativas. Eran del mismo grosor y tamaño de los que tomaba en el antiguo Jockey madrileño. Compré contento y me faltó tiempo para ponerlos, con un toque del mejor AOVE, en mi plancha de lava volcánica del Etna. Mientras se hacían miré la etiqueta de los espárragos y quede petrificado al leer su origen: México. Yo recogí espárragos para uno de mis programas televisivos. Sé, por tanto, que duelen los riñones, sed, calor y un bocadillo de chóped a media mañana. ¿Qué cobrarán los peones mexicanos que los trabajan, dado que el precio en la cadena francesa de alimentos, ya en Granada, era muy barato?

Anuncios que me confunden

Alguien decía que «la noche». A mí los anuncios del aceite oliva en televisión. Destacan el precio muy barato sobre el tipo de calidad del aceite de oliva, que, como saben, hay cuatro. Igual que en los vinos españoles. El aceite que ofrecen es barato porque es un refinado. Bueno, saludable, mucho mejor que otros de semillas o grasas. Por favor queremos saber lo que compramos. Es nuestro derecho.

Aranceles, cuánto y cuándo

Yo he cenado en la casona de Donald Trump en Miami. Por supuesto sin Trump, que ni falta nos hacía. Lo hice con un personaje amable y cercano: Pierce Brosnan. En aquella época hablamos de España y, cómo no, de sus vinos y gastronomía que ahora nos amenaza con esos aranceles que pesan sobre nuestra economía. A ver cómo acaba esto.