Los hoteles con comida bufé son fiesta para los jóvenes. p. a.
Destinos con sabor

Un estudio 'propio' del mundo turístico en la Costa del Sol

Pablo Amate

Viernes, 22 de agosto 2025, 08:28

Ha sido a modo de encuesta privada, si bien fiable; no como las que nos ofrece un señor de la 'casta impasible' que tanto se ... prodiga hoy día en nuestra Hispania romana actualizada. Tomo maleta, tarjetas de crédito, coche afinado y, sin manta alguna, escojo un hotel de 4 estrellas superior, al filo del Mediterráneo. Entre Benalmádena y Marbella. Precio alto, clientela de clase media, comida tipo bufé, con lo que ello implica en servicio y calidad de las viandas.

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Esto es lo que hay

El agradable y reformado hotel, asunto que se nota y se aprecia en sus baños y demás estancias, tiene servicio atento y me sorprende la gran cantidad, en proporción, de familias españolas alojadas. No están las suecas de aquel verano. Y sus plazas han sido cubiertas con muchas familias del norte de África, que se aprecian a simple vista por sus vestimentas y pañuelos cerrados de sus mujeres. Solo veo un grupo de 17, jovencitas anglosajonas, solas, en pandilla con ganas de pasarlo muy bien.

Piscina y chiringuito

Por la ubicación del hotel, son muchos los que prefieren su piscina, junto al mar, aunque su chiringo no tenga espetos, pescado fresco, frutas, etc. Este hotel es de clientela mayoría extranjera, a la que solo ofrecen pizzas congeladas, hamburguesas, ensalada César, combinados dulzones, etc. ¿A dónde ha ido nuestra típica cocina mediterránea? Hay que rebuscar a fondo para encontrar un chiringuito de cocina marinera. Hasta los arroces en paella son congelados, dando el pego a los que no han comido nunca este plato playero y de litoral. Por supuesto, el pescado es congelado. Que en el mejor de los casos no haya roto la cadena de frío. Rosada, pulpo, calamar, salmón, etc. Es lo que hay, y ahora sushi, que viene ya prefabricado de industrias españolas especializadas en condumio japonés.

Al 90% de ocupación

Grande, como todo lo que se construyó en el boom turístico de los 60/70, ofrece lo que ponen en sus servicios. El aire acondicionado funciona bien en las habitaciones. Hay actividades varias: gimnasio, alquiler bicicletas, y por las noches, una cantante diferente entona antiguas canciones junto a la piscina. Pero existe un gran problema que ya es norma hasta en las construcciones privadas: no hay bidet en los cuartos de baño. Elemento de higiene, nada escatológico, que evita gastar mucha más agua en el aseo. Si bien en las construcciones actuales también, por espacio y abaratar costes, no hay estos sanitarios. Conclusión: todo mucho más caro. Menos españoles y menos días de estancia. Ánimo, ya vendrá el otoño.

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