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Por fin, el huevo es sano

Por fin, el huevo es sano

Como le pasó antes al aceite de olivay a tantos otros alimentos, la ciencia cambia de criterio y elogia ahora las bondades nutricionales del huevo

Fermín Apezteguia

Viernes, 19 de abril 2024, 00:13

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Larga vida al huevo! Pocos productos habrá tan recurrentes, sabrosos y nutrientes de nuestros recuerdos personales como los huevos. ¡El que no se acuerde de los que le freía su madre, con patatas, chistorra o tocineta, o todo ello junto, es que no tuvo infancia. El que no los haya compartido con sus amigos, especialmente en la adolescencia tardía, cuando la paga de los padres era al mismo tiempo dependencia y libertad, es que tampoco tuvo cuadrilla. Primero nos dijeron que cuanto menos mejor, que eran una fuente de colesterol y todo cosas malas. Luego la ciencia comenzó a verles algún aspecto bueno y les levantó el veto. Durante años nos advirtieron, aún así, de que su consumo debía moderarse. Y ahora, por fin, llega el indulto y el reconocimiento público. ¡El huevo es sano! ¡Viva!

Un estudio que se presenta este fin de semana en el congreso anual del Colegio Americano de Cardiología ha concedido a los embriones de gallina el mismo honor que en su día recuperó, incluso ganó, el aceite de oliva virgen extra (AOVE). El villano deja de serlo para convertirse en héroe. «Fritos, duros o revueltos», el trabajo ha demostrado que el impacto sobre la salud cardiovascular de una dieta rica en huevos no sólo no resulta perjudicial, sino que –pásmese– puede incluso ser beneficiosa. «Es un trabajo muy interesante y muy novedoso», valora el reconocido cardiólogo Manuel Anguita, expresidente de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), que asiste este fin de semana a la cumbre médica internacional.

Hasta doce en una semana

El estudio, bautizado como 'Prosperity', consistió en comparar con 140 pacientes con alto riesgo de enfermedad cardiovascular el efecto de una dieta rica en huevos. Todos ellos tenían como mínimo 50 años, antecedentes de infarto o angina de pecho, o en su defecto presentaban dos factores de riesgo (hipertensión, colesterol alto, diabetes, tabaquismo...) La mitad de los voluntarios se zampó 12 o más por semana y la otra mitad mantuvo una dieta sin huevo, que no quiere decir que estuviera libre de este producto. Podían jamarse como mucho dos cada siete días.

Para más narices, los utilizados en el ensayo no fueron unos huevos cualquiera, sino fortificados, que son menos ricos en grasas saturadas y cuentan con un aporte extra de vitaminas y minerales, como yodo, vitamina D, selenio, vitamina B2, B5, B12 y ácidos grasos omega 3. Al grupo que podía comerse hasta dos a la semana de tope le dejaron elegir los del tipo que más le apeteciera.

Total, que el trabajo ha demostrado que comer huevos de más no sólo no es malo, sino que incluso podría ser bueno para la salud. Los niveles de colesterol de los participantes, tanto del llamado 'bueno' (HDL) como del 'malo' (LDL), bajaron un poco, de manera nada significativa. Pero no es que no subieran en esos cuatro meses de estudio, sino que apuntaron a la baja.

La culpa ahora es del chorizo

En definitiva –y que conste que la que sigue es una frase casi literal del informe– «la mala reputación» de los huevos es injustificada. La 'culpa' del colesterol alto procedente de la dieta se le quiere echar ahora a la compañía del plato. «Estos hallazgos –ha dicho la investigadora principal del informe, Nina Nouhravesh, del instituto de investigación Duke, de Carolina del Norte (EE UU)– nos lleva a pensar que lo insalubre para el corazón serían los alimentos que suelen acompañar a los huevos, como tostadas con mantequilla, tocino y otras carnes procesadas». Léase chorizo, chistorra, bacon, tocineta... Lo que nos gusta, vamos.

«Es un trabajo que da cierta seguridad. Ahora sabemos que podemos comer hasta cuatro huevos sin que afecte a nuestra salud cardiovascular», explica el cardiólogo Manuel Anguita. ¿Y más de esa cantidad? «Quizás seis, pero no más; que la yema tiene mucha grasa», recuerda.

¡Cuidado con esos huevos rotos, que están fantásticos, pero...! ¡Feliz día!

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