«La fotografía me permite vivir y sentir de otra forma»

–¿Por qué, La Chulapa?

–Porque vivo en La Zubia y es un sitio fantástico. Además, Ángel Vargas fue el primero en confiar en mí como fotógrafo a través de un encargo para su web, lo que medio mucha seguridad.

–¿Otros sitios de La Zubia?

–Il Salentino, restaurante italiano donde se come mejor que bien.Te cambia el concepto de lo que entendemos como cocina italiana. Ambiente tranquilo y una comida exquisita. En La Zubia ha sido un boom. Y una pastelería, La Pavía, con dulces caseros de la provincia. ¡Un espectáculo!

–¿Y bares cofrades de Granada?

–Bar La Plaza, en el barrio del Boquerón, que además de estar dirigido por dos cofrades, tiene una comida casera increíble. Es parada obligatoria durante la Semana Santa, pero lo frecuento todo el año. Y los de la calle Navas, obligatorios también.

–¿De dónde viene su pasión por la fotografía?

–En mi casa siempre ha habido una cámara, que a mi padre le gustaba la fotografía, pero nunca le presté demasiada atención. Eso sí: la semilla estaba plantada. Luego llegaron las primeras cámaras digitales y orienté la fotografía a mi pasión cofrade, pero sin estudiar no podía sacarle todo el partido. Con la explosión del YouTube y las redes empecé a estudiar más por mi cuenta. Hice un master y ahí sí: composición, edición, colorimetría, etc. Me enganché por completo. Es un campo que me permite sacar lo que llevo dentro a nivel sentimental, no sólo cofrade. El retrato, por ejemplo, me fascina. Menos los paisajes. Sigo formándome todo el tiempo. La fotografía se ha convertido casi en una obsesión, en el mejor sentido. La fotografía cofrade me permite expresar un sentimiento, una fe, un momento de esa pasión, de la muerte de Cristo o lo que quiso expresar el imaginero. Representar lo que el ojo no ve.

–¿Y de dónde viene su pasión por la Semana Santa?

–Mi familia ha estado muy vinculada a la Semana Santa de Granada desde los tiempos de mi bisabuelo. Tanto por parte paterna como materna la he 'mamado' desde siempre. Empecé a salir enLa Soledad a los seis años y 'he llevado' de todo. A los 18 pude formar parte de la junta de gobierno, hasta el año pasado. Fui 15 años capataz de la Soledad de San Jerónimo. Cuando dejé el martillo tuve tiempo para dedicarme a otras aficiones como la fotografía. Una vida intensa y maravillosa que ahora vivo desde otro punto de vista.

–¿Qué le aporta la fotografía?

–Relajación. Y vivir y sentir de una manera diferente. Conectar con ese Cristo, con esa Virgen, con lo que sentía el imaginero o, hace 2000 años, Cristo y la Virgen. Y conseguir que los demás sientan lo mismo que yo. La fotografía me aporta una paz increíble. Hice unas fotos al Cristo de la Paciencia, que es el del cartel, en un besapiés. Al editarlas sentí tanta paz que decidí que tenía que seguir esa imagen. El Miércoles Santo, una amiga me pidió una fotografía del Señor de la Paciencia, precisamente. ¡Encantado, que le tengo una gran devoción! Durante el recorrido, en la calle Marqués de Gerona, fui detrás del Cristo hasta que lo vi encuadrado enCatedral con la iluminación que había y sentí un clic en la cabeza.Hice muchas fotos, lleno por ese momento. No pensaba que podía ser un cartel, eso sí. Esas fotos me gustaban mucho, pero me parecía una osadía participar en el concurso, que hay referentes como Antonio Orantes, Luis Javier Quesada, Alberto Ortega, José Velasco, Valverde, José Antonio Murcia, etc. Pero los amigos me animaron y estuve trabajando con la foto del Cristo de la Paciencia unas dos semanas. Nunca creí que podría ganar, pero mira. Ha sido una experiencia maravillosa.

–¿Qué opina sobre la polémica del cartel de Sevilla?

–Distinguiría la obra del cartel. Como obra es maravillosa, pero como cartel de la Semana Santa de Sevilla, no lo veo. No veo ahí Sevilla. Eso sí: el cartel está en boca de todos y quizá ese era el objetivo. A través de mi fotografía he querido mostrar Granada y su Semana Santa.