
¿Gastronomía de siempre?
Destinos con sabor ·
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pablo amate
Viernes, 3 de septiembre 2021, 00:26
Se veía venir. Creía que la pandemia mundial ha quitado muchas pamplinas. En cambio veo un gran libro que me asombra: 'Los 100 grandes platos ... de la cocina española'. Hay recetas de siempre, versionadas por cocineros 'famosos'. Pasma, por ejemplo la receta de patatas bravas por Íñigo Palma. Hace el alioli con mayonesa de bote, echando ajos y guindilla. Abruma ver solo el texto de las natillas flambeadas con azúcar de mi querido amigo Joan Roca. Solo leer ingredientes y elaboración, agota. Cierto es que muchos cocineros y prescriptores no estaban relacionados con la culinaria. Prototipo es el hermano del deportista Iturralde, 'El Comidista'. Declaró no tener trabajo, ni oficio, y decidió escribir de comida.
Para ejercer cualquier oficio se precisa realizar algunos estudios y periodo de formación. Hasta hace poco, muchos cocineros habían oficiado en los más antagónicos trabajos. Contar con labia, atrevimiento y necesidad subieron 'al carro de la gastronomía' el marketing, contactos y libros de bonitas fotos de recetas imposibles de realizar. Escritos por un 'negro' que no puede firmar. La patética situación sanitaria mundial ha demostrado que 'el rey va desnudo'.
Lo presencié. Hora de cenar en España, bar con aire acondicionado y fútbol en la tele. Entra una pareja de buen ver. Ocupa una mesa. Pide un tinto de verano y una cerveza. Vieron todo un partido con esa sola bebida. Se fueron sin pedir nada más, al finalizar. Tengo más ejemplos. Familia de ocho personas, con tres niños, solo cenan una pizza para cada dos. Dueños de restaurantes amigos me cuentan que hay ganas de salir, pero se gasta mucho menos. Mucho ruido y pocas nueces.
Hubo un tiempo donde los viernes era para cenar en restaurante de cocina 'ilusionativa' y hábil diseño. Sábados, salida con hijos y/o familia. Comida tradicional. La de siempre. O manduca 'basura'. Cena en casa. Cada uno al frigorífico, toma lo que quiere o hay. No se pone mantel. El domingo, algún deporte, excursión y bocadillo. Hoy, las normas sanitarias en un restaurante que tenía siete o nueve mesas. Menú a 200 y pico euros, bebida aparte. Salían las cuentas, dado que gran parte de los empleados estaban en prácticas. No cobraban; y en bastantes casos, hasta pagaban por aprender.
Bien saben que hay solo una guía de reconocido prestigio, si bien propiciaba la comida moderna. La otra, Repsol, es virtual. Como los influencers, que no se sabe quién valora. O si van a comer. Solo se puede ver si dispone de internet. No se imprime y sobre su fiabilidad, como sucede cuando se opina en las redes sociales, no sabemos la formación, capacitación, conocimiento o si solo es: «si me invita, lo pongo bien. Si no, denigro el negocio; y sin ir». Cuídense.
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