«Hay que generar conciencia sobre la alimentación»

Aunque habíamos coincidido otras veces en veladas literarias, fue el domingo pasado cuando hablé un rato largo con Adriana Haagsma.Estábamos en el salón moderno del centenario Gran Café Bib-Rambla, tras una apasionante conversación con ClaraPeñalver, Men Marías y May R. Ayamonte, cuyos libros recomienda con fervor. Empezamos hablando de lecturas y terminamos conversando sobre educación, nutrición y escuela. Me pareció tan interesante el discurso de Adriana, tan apasionado y vehemente, que nos citamos en el mismo sitio, tres días después, para volver sobre los mismos temas. Porque entroncan directamente con lo que defendió Eneko Atxa, cocinero con tres estrellas Michelin en Azurmendi: en la escuela está la clave para que se produzca un cambio de paradigma en España con respecto a la alimentación y la sostenibilidad, que va mucho más allá del Km. 0 y el producto de cercanía.

–Usted es maestra tanto de Infantil como de Primaria. ¿Se trata la alimentación y la nutrición en la escuela?

–En Primaria se trabaja mucho en la relación familia-escuela, algo esencial. Es muy preocupante el índice de obesidad infantil en el mundo y es necesario que no haya choque entre lo que se come y se propugna en casa de lo que el alumnado encontrará y escuchará en la escuela. Cuestiones como comer rápido y de cualquier manera o con la tele encendida, por ejemplo. Es un tema que se trata de forma muy transversal.

–¿Y en Infantil?

–Se tratan otros temas, como la masticación para prevenir atragantamientos. Se incide en las dietas, que sean saludables. Que el alumnado aprenda conceptos básicos como qué son los hidratos de carbono, las proteínas, etc. Aquí es esencial ir alineados con los padres, generar conciencia sobre la alimentación y la importancia de cuidarla. Aunque es materia curricular la relación familia-escuela, lo ideal sería crear una Escuela de Padres y que, al menos un día a la semana, convivieran en el centro con sus hijos. A esa edad, cuando los niños son esponjas que lo absorben todo, un lienzo en blanco, es esencial cultivar esa triple relación.

–¿En qué modelo de enseñanza cree usted?

–Soy una gran defensora de la enseñanza pública.Me gusta la enseñanza por proyectos, con los que se puede trabajar disciplinas muy variadas. Pero las ratios lo hacen muy difícil. Creo en modelos alternativos como Montesori o Gestalt y en ejemplos prácticos como el del colegio Alquería Educación, que es privado. Lo importante es que el centro tenga un ideario y familias y profesorado estén alineados, pero soy consciente de que exige un trabajo a nivel docente muy duro.

–¿Y los comedores escolares?

–Hay empresas de catering que lo hacen muy bien, pero no sé si es la mejor opción.

–¿Cuida usted su alimentación?

–Sí. Como cinco veces al día, practico danza urbana y hace unos años que no bebo alcohol. Leí el libro de José Antonio Molina 'SOS... Tengo una adicción' y, entre que no me sentaba bien y que me gusta estar muy presente mentalmente en todo momento y ocasión, ahora bebo cerveza sin alcohol. También estoy tratando de dejar la carne del todo, por una cuestión ética.

(En ese momento, llega a la mesa un hummus acompañado de crudités de zanahoria y pepino).

–¿Ves? Este tipo de alimentación debería estar más extendido. Yo llevaba al colegio zanahorias para desayunar y se reían de mí. Para un niño puede ser duro señalarse en temas así: mientras sus compañeros comen bollería industrial, llevar fruta o verdura...

–¿Qué aconseja?

–Un bocadillo de buen pan, por ejemplo, y una pieza de fruta como una manzana para acompañar.

–¿Es usted 'cocinicas'?

–Me gusta mucho, pero me ponga muy nerviosa cuando cocino para mi familia. Mi abuela dejó una buena impronta y mi madre y sus hermanos son grandes cocineros. ¡Siempre me da miedo que mi comida esté sosa, que cocino con poca sal!

–Es usted buena viajera. ¿Algún destino gastronómico favorito?

–Japón y Corea. Fue alucinante descubrir la comida japonesa de verdad, no la occidentalizada.

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