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La clásica y glamurosa fabada asturiano, un plato con fundamento.
El genuino glamur de la fabada
Gastrobitácora

El genuino glamur de la fabada

Con ocasión del próximo Encuentro Astur-Granadino en el restaurante Oleum, de 19 a 22 de noviembre, hablamos de uno de los platos por antonomasia de la cocina española

Jesús Lens

Granada

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Viernes, 8 de noviembre 2024, 09:49

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Lo único que le falta es un emoticono como el de la paella en nuestros móviles para que la fabada termine de ser el otro gran plato de la cocina española, uno de los que nos definen y nos explican como pueblo.

Me renconvenía una amiga cuando dije, con demasiada ligereza, que a mí me encantaba, pero que lo mismo le faltaba glamur a la fabada. «¿Por qué dices eso? Glamur es encanto y sensualidad. ¿No crees que la fabada los tenga?». Tocado y hundido. Encanto a raudales. Y sensualidad… ¿qué les cuento? La fabada, a mí, me excita los cinco sentidos, empezando por su inequívoco aroma.

Este año se celebra la XIII edición de estos ya míticos Encuentros Astur-Granadinos de Oleum en los que se renueva la íntima conexión entre dos tierras alejadas geográficamente, pero hermanadas en lo culinario gracias a Gregorio García. En cuanto los árboles amarillean y las calles se llenan de sus hojas, apenas arrecia el frío y apetecen los guisos contundentes y el cuchareo sin prisas, las popularmente conocidas Jornadas de la Fabada nos reconcilian con el chup chup de los pucheros con enterismo y fundamento.

Este año, el restaurante que protagoniza el Encuentro es el restaurante 'El Cruce', de Soto del Barco, cuya cocinera Ana Azpiazu también se hizo con el premio del 'Mejor compango' en la cita de 2020, la de aquel año terrible. Y por eso no pudo venir a Granada en su momento, sacándose la espinita este 2024. Cuando le preguntaron por el secreto de su fabada, dijo que el ingrediente principal era el amor de su cocina. Que no había más. Ni menos.

Me encanta la fabada. Todas las fabadas. Creo que nunca he probado alguna que me dejara insatisfecho. ¿Qué les voy a decir, si pasé varios años yendo sistemáticamente a mi querida Semana Negra de Gijón?

Me gusta tanto que de vez en cuando he jugado en las redes con las latas de fabada Litoral, mis favoritas de la vida, como si fueran las sopas Campbell de Andy Warhol. Si alguna vez me hago un sótano como los de los preparacionistas que se ven en las pelis yanquis para sobrevivir al Apocalipsis zombi, créanme que lo llenaré de esas latas. Invitados están.

Mientras, seguiré disfrutando de las fabadas caseras hechas a su amor. Y, desde luego, de la que nos ofrecerá Oleum, cuyo menú se completa con otros excelsos bocados, como los embutidos ibéricos, una salaílla de morcilla con pera, su famosa ensaladilla de la casa y la croqueta de Cabrales con membrillo. Y para rematar, después de la fabada, un sorprendente postre que emula a los roscos de Loja y se hace con yogur griego, bola de helado y canela.

«Me gusta combinar la fabada asturiana con bocados granadinos, que ése es el espíritu de estos encuentros», señala Gregorio. Por eso, junto a la tradicional sidra asturiana, habrá vino de la tierra, ese Calvente que le embotellan a Oleum con la etiqueta Ars. ¡Arte y glamur en la mesa!

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