La revolución de las cervezas artesanas

Al ser radicalmente novedosa, al principio no tiene mucha aceptación una cerveza de mucha gradación alcohólica. En 2008, sin embargo, la cadena de supermercados Tesco lanzó un concurso para la presentación de productos artesanos, ganado por Brewdog. A partir de ahí entraron en los lineales de la cadena, recibiendo un gran espaldarazo.

Desde ese momento fueron ganando concursos cerveceros y multiplicaron la fabricación, convirtiéndose en la cervecera independiente más importante de Escocia.

Para la financiación, sin intereses, iniciaron una campaña de crowdfunding que también era venta de acciones. Una forma de capitalismo popular que involucra a sus clientes. En 2010 empezaron a abrir sus propios pubs, donde venden su cerveza y también la de otros cerveceros artesanos, para darles visibilidad.

Entre los hitos de Brewdog, su polémica 'The end of history', una cerveza de 55 grados de la que solo hacen doce botellas al año para meterlas dentro de animales muertos disecados que encuentran en las carreteras. Son inconformistas y radicales, utilizando un marketing muy agresivo en el que se burlan de marcas consolidadas y de celebrities varias.

En 2013 ya producían más de cinco millones de litros de cerveza y tenían 225 empleados, saltando a EE UU. Martin y James rodaron una road movie sobre sus andanzas por allá y fabricaron una cerveza conmemorativa de ese viaje, que sería icónica: Jack Hammer.

Brewdog también se caracteriza por crear cervezas efímeras. Hasta más de 80 referencias de cervezas han llegado a sacar en un año. «Una locura creativa», como señaló Jesús Morales, quien destaca su capacidad de inventiva y experimentación.

Otra parte de su éxito es que los bebedores de Brewdog son fans de la marca, auténticos supporters y prescriptores de la misma. Algo en lo que la arrolladora personalidad de Martin y James tiene mucho que ver. Brewdog. Un modelo diferente, valiente y osado de ser disruptivos en el centenario universo de las cervezas.