El granadino que soñaba con tener su propio negocio

Sobre los orígenes de su relación con la hostelería, Alberto explica que cuando estaba estudiando solía echarle una mano a la familia de su pareja, que contaba con varios negocios de este tipo en la ciudad. Y años después decidiría quedarse con uno de ellos, Taberna Salinas II – La Vinoteca, para convertirse por fin en lo que siempre había querido: ser empresario. «Al principio no sabía ni tirar una cerveza pero me bajé al barro y me puse a hacer de todo. A día de hoy hago de camarero, recibo la mercancía, trato con los proveedores y gestiono todo. Mi mujer me ayuda con los números».

Unos inicios que fueron duros pero que «a base de echar muchas horas» pudieron salir hacia adelante. Y ahora, 10 años después de la primera vez que abrieron las puertas de La Vinoteca, reconoce que se encuentra «muy satisfecho» por todo lo que han conseguido. «Con esfuerzo todo llega, es algo que debe tener todo el mundo claro. Si te esfuerzas mucho las posibilidades de que las cosas vayan bien son mayores», asegura. Todo ello pese a vivir épocas difíciles, como las de la pandemia del coronavirus. Unos momentos muy duros en los que ni si quiera sabía si podrían volver a abrir y lo que pasaría con todos sus trabajadores. «Ahora mismo también atravesamos días complicados porque todo está más caro. Esperemos que esto sea algo transitorio y que en breve todo se estabilice».

Al ser preguntado por el futuro, Alberto explica que siempre lo mira con mucho optimismo y desde la positividad, «luchando». Aunque tiene claro que sus planes no pasan por montar nuevos negocios: «Desde mi punto de vista para que te vaya bien en la hostelería tienes que estar muy encima del local. Si tuviese más negocios, al final repartiría fuerza para atenderlos a todos pero no estaría en ningún lado».