Rafael Arroyo y Nicolás Chica muestran las medallas conseguidas representando a España en diversos campeonatos internacionales de cocina. PEPE MARÍN

Los granadinos de la Selección Española de cocina profesional que son campeones de Europa

Rafael Arroyo y Nicolás Chica representan a nuestro país en las competiciones internacionales

Viernes, 23 de octubre 2020, 01:36

En Granada tenemos a dos flamantes campeones de Europa de cocina. Se llaman Rafael Arroyo y Nicolás Chica y lo cuentan sin darse importancia, como el que no quiere la cosa. Hablan de ello mientras colocan para la fotografía el ingente caudal de medallas que han ido atesorando a lo largo de estos años como integrantes de la Selección Española de Cocina profesional.

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Todo comenzó en 2013. Aquel año, Nicolás y Rafael, compañeros en el restaurante El Claustro del hotel Santa Paula, participaron en un buen número de concursos de cocina de toda España, ganando muchos de ellos. Muy conocidos en el mundillo de la gastronomía, les llegó una propuesta que ni pudieron ni quisieron rechazar: representar a España en el Mundial Junior de Cocina que se celebraba en Costa Rica. El resultado: sendas medallas de bronce en las disciplinas de Arte culinario y Menú de naciones.

Allí les pico el gusanillo y desde entonces han formado parte de la Selección Española de Cocina, el equipo que representa a nuestro país en el circuito de alta cocina de competición de la WACS, la World Association of Chefs Societies. Se trata de una organización que cuenta con 93 países miembros y más de diez millones de asociados. Además, la Selección representa a España en grandes eventos internacionales, mostrando el poderío de nuestra cocina en el concierto mundial.

«El nivel es espectacular», exclaman al unísono Rafael y Nicolás. Y lo dicen en un doble sentido: el nivel de los cocineros españoles, que es muy alto, y el nivel de esas competiciones internacionales, en las que se ven cosas sensacionales. «Cuando les enseñamos a los compañeros los vídeos de lo que se prepara en esas citas, alucinan», señalan los cocineros granadinos, para quienes es un orgullo haberse integrado en una estructura tan sólida como la de la Selección.

No van los dos a todas las convocatorias. Depende de los perfiles que se necesitan en cada competición y de la disponibilidad del momento, pero procuran acudir a la llamada del seleccionador español siempre que pueden. «Nos gusta bastante», señalan con esa modestia que les caracteriza, mirando lontananza. Sobre todo, por lo mucho que aprenden. Conocen a cocineros de todo el mundo, a los que ven en acción bien de cerca. Relaciones que se tornan en amistades y que, además, permiten salir de la rutina del día a día, ampliar los horizontes y elevar las miras. «A veces, encuentras platos que parece imposible que sean comestibles», señalan.

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Para Arroyo y Chica, el hito más significativo en su trayectoria como miembros de la Selección Española de Cocina fue la consecución del Campeonato de Europa de Tesalónica, Grecia, de donde se trajeron tres medallas de oro: Mejor Chef, Mejor Equipo y Mejor Equipo Junior. Fue un hito sin precedentes en la historia de la cocina española. La clave de aquel éxito fue la preparación de un menú que fusionó la cocina tradicional española con la de Grecia, anfitriona del campeonato. Comenzaron con una simulación de ensalada griega con tzatziki usando un atún de Barbate increíble. Luego llegó un cordero segureño a baja temperatura con unas setas, una especie de caldereta propia de la gastronomía griega versionada. Y de postre, una mousse de vainilla con chocolate, con forma de capitel de una columna griega.

Y es que en España siempre ha habido un gran nivel gastronómico, pero estas competiciones internacionales son muy exigentes y precisas en su reglamentación. No vale con deslumbrar a los jurados. Hay que cumplir a rajatabla con los porcentajes de materias primas usadas, creatividad, tiempo y un largo etcétera.

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De ahí que los miembros de la Selección Española de Cocina estén sometidos a un severo programa de entrenamientos y formación continua. «El contacto y la relación con el seleccionador, Javier Cabrera, es continuo», explican los cocineros, quienes recuerdan que no dejan de recibir recetas, instrucciones, seminarios y mensajes de su parte.

En este punto, Rafael Arroyo y Nicolás Chica hacen un inciso para recordar que Cabrera también es granadino y que fue el primer cocinero con Estrella Michelin de nuestra tierra gracias a su trabajo en el restaurante Els Branc de Roses, en Girona.

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¿Requisitos para formar parte de la Selección nacional de cocina profesional? En primer lugar, ser muy buenos. Eso no lo dicen Arroyo y Chica, siempre tan discretos. Lo siguiente: participar en la liga Spain Chef, un campeonato de cocina que se disputa por comunidades autónomas. Es el mejor escaparate posible para darse a conocer y foguearse en el mundo de la alta competición gastronómica.

Por Andalucía, solo los dos cocineros granadinos figuran en una Selección que, en los últimos años, ha visto pasar por sus filas a medio centenar de integrantes.

¿Y de cara al futuro? La próxima gran cita internacional llegará en 2022, que se celebra la Copa del Mundo en Luxemburgo. Antes, el próximo año, está previsto un encuentro amistoso de selecciones en Singapur. Aunque ahí los cocineros no muestran sus mejores armas, sus ases en la manga. Se reservan la esencia de su talento y su creatividad para la alta competición.

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La Selección de cocina acompaña a La Roja

j. l.

Además de competir en torneos internacionales, la Selección española de cocina profesional participa en eventos mundiales para potenciar la Marca España. Por ejemplo, acuden a los partidos de la Selección Española de Fútbol, contribuyendo a tejer esas relaciones diplomáticas y comerciales en las que la gastronomía tan importante papel desempeña.

En este tipo de encuentros, los cocineros de la Selección juegan con lo visual, dándole importancia al fútbol y tirando de trampantojos: utilizan bandejas que simulan la hierba del césped o que representan campos de fútbol, con sus porterías, o hacen unos aperitivos de queso simulando balones. La clave: fusionar la gastronomía con el fútbol y hacer cosas originales y diferentes.

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