Guapa y Rabiosa, cocina mediterránea con toques modernos

El local, que se encuentra en la esquina de Paseo de Colón con la calle Huelva, cuenta con varios espacios para que los amantes de la gastronomía puedan disfrutar de las delicias que ofrecen. En primer lugar, está la zona de restaurante, en la que Guapa y Rabiosa garantiza la experiencia gourmet más completa. «Aquí el servicio es mucho más personalizado, exclusivo. A la llegada, le ofrecemos al cliente un aperitivo del chef y también puede disfrutar de una degustación de aceites de primera categoría, como Conde de Benalúa», explica el propietario, Aitor Pozuelo. Además, este espacio cuenta con un sumiller, un metre y un segundo metre, y tan solo acepta un máximo de 32 servicios por turno.

Por otro lado, está la zona del gastrobar, con platos excelentes e ideales para compartir en los que triunfa la cocina internacional. Las carnes maduradas cocinadas al carbón en su horno Josper son unas de las grandes protagonistas de la carta, así como los pescados y mariscos del día, casi todos provenientes de la Costa Tropical, como la quisquilla o la gamba blanca. También tiene un gran éxito su amplia variedad de platos japoneses, especialmente de sushi, como el atún rojo, los tiraditos, los tartares y el tataki.

Aunque en Guapa y Rabiosa siempre trabajan con «cocina mediterránea con toques modernos», Pozuelo es consciente de que «nuestra gastronomía cada vez está más propagada por la cocina japonesa, que ya se puede disfrutar en casi cualquier sitio». Por eso, hace tiempo decidió contratar a un 'sushiman', un profesional de la gastronomía especializado en la preparación de platos de sushi, y darle una oportunidad a la cocina nikkei, que fusiona elementos japoneses y peruanos.

En total, el gastrobar elabora cada día hasta quince platos diferentes de comida japonesa en esta zona, que se caracteriza por tener «una carta dinámica, rápida, enfocada a una cocina más moderna». Todo ello, va siempre acompañado de una extensa oferta de vinos y también de un servicio profesional y comprometido, formado por un total de 17 empleados, que deja huella en el cliente. También marca la diferencia que, más allá de los pescados y los mariscos, el resto de productos también sean de la tierra. «Tenemos quisquilla y gamba blanca de Motril, tomate y berenjena de La Palma… Tenemos muy buen producto, todo local, de calidad y de temporada», asegura Pozuelo.

Por último, está la terraza, perfecta para disfrutar de los días de sol, que incluye una zona para fumadores y donde se puede degustar cualquier tipo de plato. De todas formas, según el dueño, la gente «se va identificando». Los clientes suelen saber si quieren vivir la experiencia gourmet o si prefieren aventurarse en el gastrobar. Además, «es una apuesta atrevida. Desde que entras, notas que el restaurante tiene mucha personalidad. Está lleno de animales, inspirado en la fauna, en cocinas del mundo», cuenta.

Guapa y Rabiosa es un concepto diferente que atrapa a todo el que lo visita y donde lo más habitual son las reuniones de mujeres, algo de lo que Pozuelo se siente especialmente orgulloso. «Me alegra ver que ellas se sienten a gusto aquí. Ellas y todos. Cada mes vamos creciendo y tenemos un público fiel, una clientela espectacular», apunta. Aunque, en realidad, todo esto ha sido posible gracias a su mujer. «Trabajaba en un banco aquí al lado, en el local estaban de obras y no paraba de decirme que hiciera algo aquí -comparte Pozuelo-. Todo sale de mi mujer. Ella es la guapa y rabiosa».