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Pablo Amate
Viernes, 20 de diciembre 2024, 00:05
No hay nada como haber tenido problemas de abastecimiento, carencias y precios desorbitados para apreciar el zumo de aceituna. Así lo señala la guía de Juan Peñamil, rey de nuestra alimentación y componente de la triada alimentaria mediterránea: cereales, vino y aceite de oliva.
Triquiñuelas de siempre
Cuando escribo siempre, me refiero al pasado siglo XX, tan cercano. Los fraudes y picaresca en los productos eran habituales. Por ignorancia, falta de formación o malas praxis, lamentablemente a veces de forma premeditada y causando situaciones tan graves como el que se produjo con la intoxicación por el aceite de colza adulterado con aceite industrial. A día de hoy, todavía hay personas que sufren secuelas por aquello.
Exigir mayor y mejor información sobre AOVE
Pienso que 'alguien' no quiere mejorar los datos impresos en la etiquetas, lo que ayudaría a discernir y valorar el aceite a comprar. La presunta confusa publicidad de ciertas marcas de aceite conocidas no hace nada más que liar al consumidor. Pregonan: «suave, intenso, para freír, 0,4 de acidez, extracción en frío», y un largo etc. Y esos datos no sirven para nada. Ni se ajustan a los parámetros con los que se rigen las Denominaciones de Origen y Consejos Reguladores. La acidez no sirve de nada palatalmente, dado que no se aprecia en boca.
Categorización real del AOVE
Hay cuatro calificaciones. Aceite de oliva virgen extra: el mejor y más cotizado de los aceites de oliva. Sus aromas límpidos con olor a césped recién cortado, planta de tomate y frutado en boca. Es la máxima calidad que puede alcanzar un aceite de oliva. Se obtiene exclusivamente a partir de la extracción en frío, sin procesos químicos, lo que garantiza la pureza del producto. Rico en polifenoles, que ayudan a combatir el envejecimiento celular y reducir la inflamación. Aceite de oliva virgen: ya no se llama 'extra. El aceite de oliva virgen, aunque sigue siendo de alta calidad, cuenta con la presencia de algunos defectos leves en el proceso de producción. Aunque no ha sido refinado ni tratado químicamente, su perfil de sabor es menos intenso en comparación con el AOVE y, además, su contenido de antioxidantes es menor.
Los dos últimos aceites de la producción
Aceite de oliva refinado: se obtiene a través de un proceso químico en el que el líquido elimina el color, olor y sabor. Es así como se extrae un producto conocido como 'lampante', el cual se mezcla con aceite de oliva virgen para darle color. Aceite de oliva de orujo, que bien elaborado es comestible en todas sus versiones: para fritos, guisos, etc. Y como se ha dicho siempre, ¡Felices Pascuas!
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