«Me gusta investigar y probar cosas nuevas en cocina»

Habíamos quedado hacía unas semanas para tomar una cerveza y hablar de rock y gastronomía en La Recacha de 'su' Zaidín, que Carmencita Calavera es muy de su barrio. No pudo ser y, en esta ocasión, nos citamos en el centro, en la taberna Los Trastos, donde la rockera se siente como en casa. Rosa y Anás la tratan como a una amiga más que como a una clienta, y ella les involucrará varias veces en la conversación. Con sus techos altos y su abigarrada decoración, el establecimiento transmite una calidez especial desde que traspasas sus puertas.

–¿Por qué en Los Trastos?

–Por que 'la Rosa' es mi amiga desde que éramos chicas. (Risas). Porque el sitio es chulísimo. Las cervecitas de los viernes al sol del mediodía en la terraza con el grupo y los colegas son estupendas, los camareros, que son mis amigos, son extraordinarios y esto es como una prolongación del salón de mi casa. Además, tienen un restaurante en la carretera de La Zubia, fantástico para darse un buen homenaje de carnes.

–¿Y la comida?

–¡Sensacional! Todas las tapas y raciones caseras y muy ricas.

–¿Es usted pro-tapa?

–Estoy a favor de las tapas de calidad. Los bocatas con lomo embuchado y mayonesa, como que no. Pero su poquito de jamón asado con patatas fritas de las buenas, las salchichas de carnicería con su salsa de tomate recién hecha o esas tapas del día caseras, como los callos, el arroz o el cuscús con pollo... ¡claro que sí!

–Aunque la cerveza cueste un poco más...

–¡Por supuesto! En los pubs, la cerveza cuesta más cara que en los bares, no ponen tapa y la pagamos, ¿verdad?

–¿Qué tal el nivel de las salas de conciertos de Granada?

–Muy potente. Para lo chica que es Granada, estamos muy bien servidos. Y los técnicos son brutales. El Planta, el Tren, la Copera, el Aliatar... Hay una gran competencia y una programación tan extensa que algunos fines de semana no sabes qué brazo cortarte. (Risas). Tienes que escoger y los ahorros se resienten.

–¿Alguna canción relacionada con comida o bebida?

–Sí. 'Superwoman Rockstar'. Es una heroína que no sé por qué Marvel no está haciendo todavía una serie con ella. (Risas). Como buena rockera, bebe mucha cerveza mientras acaba con tunos, reguetoneros y electromodernos.

–¿Come usted algo antes de los conciertos?

–Nada.Son los nervios los que me comen a mí. Se me cierra el estómago. Al acabar ya sí. Sandwiches, pinchos de tortilla o lo que haya en camerinos.

–¿Alguna anécdota estando de gira por ahí fuera?

–En un festival habían montado un grifo de cerveza en el backstage, pero la comida la ponían en los camerinos. Cuando tocaba algún grupo, asaltábamos el suyo y así acabamos comiéndonos los nuggets de pollo de Rozalén. (Risas).

–¿Y alguna comida memorable?

–Buen vino en la Toscana y el jamón de Jabugo de un bar de Aracena que nos esperó abiertos a que termináramos de tocar. Son detalles que no se olvidan. Eso sí, de las giras me gusta traerme productos de fuera para cocinar en casa.

–¿Es usted 'cocinitas'?

–Me gusta hacer algunos platos, como el estofado de carne con patatas y tomates secos. (En este punto surge una encendida diatriba con Rosa sobre las ñoras y los guisos). Y me gusta hacer inventos, investigar y probar cosas nuevas en cocina, como un arroz de otoño con setas que me salió estupendo. O un cochinillo al horno que hicimos para nuestro último videoclip y que acabamos comiendo entre todos. Pero en casa, el que más cocina es Ignacio, bajista del grupo y mi pareja.

–¿Alguna especialidad?

–Los risottos y las tortillas de patata, que son un problema porque yo soy sincebollista, que no entiendo ese toque dulzón, y él es concebollista convencido. Además hace pizzas caseras y le da un gran punto a las barbacoas.

–¿Un plato que le guste mucho?

–La pastela moruna, pero hecha con pasta filo. No se puede hacer con hojaldre, que lleva grasa de cerdo y ya no sería moruna. Sería conversa, en todo caso. (Anás, que es musulmán, asiente con convencimiento).

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