«Me gustan comidas comunitarias como los calçots»

–¿Aún en pleno proceso de rehidratación?

–¡Sí! (Risas) Tras el concierto en Granada nos sentamos en una terraza del Campo del Príncipe para recuperarnos y estuvimos allí un montón de horas.

–Curiosa, no deja de mirar las fotos, instrumentos y memorabilia. ¿Conocía el Bar de Eric?

–Me habían hablado de él, pero es la primera vez que vengo. ¡Me encanta! Hemos coincidido con Los Planetas en algún festival y, de hecho, este verano volvemos a hacerlo.

–¿Cuidan las comidas cuando están de gira?

–Absolutamente. Si tenía algo claro es que la mía no iba a ser una banda de bocadillos. (Risas). De hecho, nuestro técnico de sonido tiene también el cargo de Food Manager.

–¿En qué consiste?

–En encontrar los mejores restaurantes en ruta. Para nosotros es importante comer bien. Que no es sinónimo de comer caro.Nos gustan los sitios caseritos donde poder darnos un buen homenaje.

–¿Alguno que recuerde particularmente?

–Los arroces del Levante. Son espectaculares. En Burriana, Castellón. Y en Cartagena también. Si vamos con prisa y no queda más remedio, tiramos de bocadillos, pero como decía, procuramos evitarlo.

–¿Y si se pone a tiro un estrella Michelin?

–Somos más de sitios caseros, con historia y raíces, pero a alguno hemos ido, como Ca L'Estrany, en Cabrils. ¡Y muy bien! Es una masía vinculada a La Cofradía de Pescadores de Arenys de Mar y disfrutamos mucho. Soy muy mediterránea y me gustan mucho el cuchareo, los guisos y los potajes. Comida de supervivencia y emigración. Por eso me encanta venir a Andalucía. La escudella está muy buena, pero como los estofados de Granada...

–¿Qué platos de gastronomía catalana nos recomienda?

–Me gustan mucho los calçots, que se comen en comunidad. Es una fiesta y todo el mundo los disfruta. Están cada vez más extendidos por otras regiones, en temporada. Y los canelones de rostit, los canelones más auténticos, con carne a la brasa, muy caseros. Se hacen con mucho amor. Amor y horas. Son muy de abuela.

–¿Es importante para usted la huella de su madre y su abuela?

–¡Es esencial! Me he criado con ellas, con mucho amor. Recuerdo cuando se juntaban las mujeres en casa, los domingos, y pasábamos horas y horas en la cocina con el vermú, el picoteo, la comida, el postre, la sobremesa... ¡maravilloso! Estoy muy orgullosa de haber heredado lo mejor de mi casa: hablar, comer...

–En una canción cuenta la historia de su abuela, que era molinera en Guadix...

–Nació en Guadix en 1917 y su familia tenía un molino, efectivamente. Fue una niña privilegiada que recibió una educación muy buena, pero los caciques la desposeyeron y, en la ruina, tuvo que emigrar a Barcelona, como tanta otra gente.

–Además de la cerveza, ¿le gusta el vino?

–¡Mucho! Recomiendo los canarios, con mucho cuerpo. Mi suegro tiene viñas en Tenerife y hace un vino muy bueno. Si van para allá, no se pierdan los guachinches, establecimientos propios de la isla con comida casera y vinos de la zona.

–¿Y los mercados?

–Me encantan los mercados populares. Los de Sagarra y Singuerlín, en Santa Coloma, por ejemplo. Mi madre va mucho y compra carnes ecológicas muy buenas.