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El rico sabor del helado en verano junto a la playa. ALFREDO AGUILAR
Las heladerías más artesanales en las playas de Granada

Las heladerías más artesanales en las playas de Granada

La temporada estival no sería tal si no saboreamos un helado, cuya oferta se multiplica en la Costa durante este periodo. Son muchas las heladerías que ofrecen productos de primera calidad y de elaboración propia. La leche rizada es también una marca registrada del litoral granadino

sergio sebastiani

Viernes, 13 de agosto 2021, 02:12

El verano es la época del helado. Claro que se consume durante todo el año, pero cuando suben las temperaturas es difícil resistirse a este cremoso postre, y menos aún si, al pasear por un paseo marítimo, nos llama desde los vistosos escaparates de las heladerías donde se exhiben. Aunque muchas de ellas abren sus puertas durante los doce meses, en temporada estival se suman otras que lo hacen solo en ese periodo, configurando una oferta de lo más variada en formatos y sabores.

Una de las que tiene su oferta disponible también en invierno es la Heladería Italiana, situada en el punto neurálgico de la actividad veraniega en Salobreña, a metros del paseo marítimo. Su propuesta se basa en un helado natural que no utiliza productos químicos ni colorantes, por lo que resulta muy auténtico y remite indudablemente al producto que le da nombre a cada sabor.

Estos helados se elaboran en Almuñécar bajo las directrices de su propietaria, Natalia Ortiz, que aboga por un producto distintivo. «Nosotros apostamos por la calidad, aunque nos cueste más cara la elaboración» señala, y admite que su negocio no es especialmente vistoso o moderno, sino que es «una heladería batallera donde lo importante es que el producto sea excelente».

Degustar un helado es casi un ritual para muchas familias que veranean en la Costa Tropical, y no les falta una amplia oferta de cremas artesanales para elegir. ALFREDO AGUILAR

Ortiz vivió durante 21 años en Italia, donde «el helado es una cultura». Allí trabajó en un obrador y aprendió de primera mano las técnicas de elaboración del auténtico 'gelato', que «tiene menos azúcar y es más cremoso», manteniéndose a una temperatura más alta de lo habitual. La materia prima que utiliza es italiana, a excepción de las frutas.

Uno de los sabores referenciales de esta heladería es el pistacho, cuya elaboración es «carísima» , pues emplea este fruto seco en estado puro. «Es como comer pistachos, y al que le gustan, flipa con ese helado», dice Natalia Ortiz. Algo similar ocurre con el dulce de leche, «que es muy difícil encontrar uno bueno, y aquí vienen los argentinos por el dulce de leche». También destaca el amarena, poco conocido en España pero muy popular en Italia, ya que se trata de una cereza negra procedente de ese país.

Como particularidad, varios de sus helados son veganos, ya que no llevan lactosa. Son los de frutas como limón, plátano, frutos rojos, mango o mandarina. También ofrece leche rizada, muy típica de la costa granadina.

Las heladerías artesanales de la Costa apuestan por materias primas de calidad y por un sabor auténtico

Precisamente, quien se atribuye la autoría de la leche rizada es la heladería Perandrés, situada en pleno centro de Motril. Manuel Perandrés es el propietario de este establecimiento que cumple treinta años, aunque su historia familiar vinculada al helado se remonta mucho más atrás. Ya su bisabuelo era nevero, un oficio que consistía en llevar nieve en burro desde Sierra Nevada hacia Granada, y su abuelo aprendió a hacer helados y horchata, que la familia vendía en un kiosco de la plaza Bibrambla. Tras la Guerra Civil se trasladaron a Motril, donde se elaboraban helados artesanales, y más tarde se instalaron en Torrenueva.

Cecilio Perandrés, padre de Manuel, «hacía arroz con leche, pero tuvo la idea de dejar de ponerle el arroz y elaborar la leche rizada, que tiene una textura especial, porque no es helado ni es granizado», explica este último. Si bien este es su producto estrella, tiene otros emblemáticos como la nata almendrada o el turrón, ambos con almendra garrapiñada de elaboración propia. A ello se suman el resto de helados con sabores variados, y este año, como novedad, han lanzado el 'dulce y salado', un chocolate blanco tostado con cobertura y maní garrapiñado.

El helado se convierte en cultura en verano. S.S.

Entre las heladerías de referencia de la Costa no se puede obviar a Isla de Capri, instalada desde 1987 en el paseo de San Cristóbal, si bien hay otras en la Costa con la misma marca, «una especie de franquicia, aunque no exactamente», asevera Javier Capón, responsable de esta empresa. Explica que son helados artesanales hechos en Almuñécar y hay más de 45 sabores diferentes, entre los que destacan el chocolate Capri –con veteado de chocolate y licor de naranja–, cacahuete con caramelo, nata con piñones o crema de nuez.

Una de las estrellas de Isla de Capri es el cremino de pistacho, con este fruto seco y varias capas de chocolate. Una idea surgida de la Feria de Rímini (Italia), «la más importante de helados del mundo, a la que vamos todos los años a buscar las nuevas tendencias del mercado», subraya Capón, y asegura que fueron los primeros en fabricar helado de chirimoya.

Cada establecimiento oferta sus sabores estrella de elaboración propia, que le sirven como distintivo

Chococó es otra heladería costera, que abrió hace algo más de tres años en Calahonda, suficiente para convertirse en una de las favoritas de la Costa. Ellos mismos elaboran sus helados artesanales, entre los que destacan dos sabores propios: cacahuete salado con tofi y tarta de queso al limón caramelizada. «Son la seña de identidad de la casa, dice José López Vargas, su propietario.

Situada en la popular avenida de Los Geráneos, López afirma que la diferencia está en los ingredientes. «Compramos el fruto seco crudo y hacemos nuestra propia pasta de avellana o cacahuete, utilizamos cobertura de chocolate de pastelería de primera calidad y la vainilla viene de Tahití», explica a modo de ejemplos, y añade: «No utilizamos saborizantes ni pastas comerciales, entonces todos los helados saben a lo que son. Es un sabor tradicional, cuyo secreto es la materia prima de primera calidad».

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