Ángela Grillo, encargada de Grillo Gelato Italiano. Blanca Rodríguez

Los helados de autor de Granada para sobrellevar el calor

Los termómetros superan ya los 30 grados y las heladerías se convierten en los refugios perfectos para resistir a las altas temperaturas

Alberto Flores

Granada

Viernes, 30 de mayo 2025, 00:30

La primavera siempre suele marcar el inicio de la temporada de helados en Granada. Desde entonces, las colas de gente frente a las vitrinas esperando a ser atendidas para disfrutar de una tarrina o un cucurucho se convierten en una imagen habitual en las heladerías de la ciudad. Y es que, llegada esta época del año, con los termómetros superando ya los 30 grados prácticamente todos los días, estas elaboraciones son la alternativa gastronómica favorita para quienes buscan sobrellevar el calor de la manera más deliciosa posible.

Publicidad

Una de las heladerías más populares de la ciudad es Grillo Gelato Italiano, ubicada en la Plaza de la Trinidad. Para unos es la heladería de las colas, debido a que siempre hay gente esperando para comprar sus helados, para otros es el templo del pistacho, ya que son especialistas en este sabor con hasta ocho variedades diferentes. Pero de lo que no hay duda es de que es una de las favoritas para los granadinos desde 2018, cuando abrieron sus puertas por primera vez.

Bruno Grillo, propietario y maestro heladero del negocio, tiene claro por qué sus helados gustan tanto: «No paro, la verdad. Todo el rato busco novedades y la mejor materia prima. Cada año voy a la Feria Mundial del Helado y me reúno con los mejores heladeros del mundo, los mejores productos y la mejor maquinaria». Pero la gran diferencia realmente radica en la forma en la que elaboran sus helados, ya que los hacen sin prisa, lentamente. «Le damos tiempo a que repose lo suficiente para que se hidrate la leche y así luego el helado es cremoso y con una estructura correcta. Cada uno lo hace a su manera, pero yo pienso que la nuestra es la mejor porque es como se hacía antiguamente».

Sobre las nuevas tendencias, Bruno reconoce que existen ciertas modas como la del Chocolate Dubai a las que no les queda más remedio adaptarse porque «la gente no para de pedirlo». «Nos gusta sacar sabores nuevos cada semana para variar y que la gente no se aburra. Es algo que crea expectativas y es divertido porque siempre hay cosas nuevas», explica.

Su heladería está en la Plaza de la Trinidad, una zona en la que cada vez hay más restaurantes y negocios dedicados a la gastronomía. Y también más heladerías. «Ahora tenemos siete u ocho heladerías alrededor, la zona está creciendo mucho y la competencia viene bien. Nosotros estamos logrando tener cada vez más clientes pese a ello, no es fácil con tanta competencia pero lo estamos logrando, así que algo estaremos haciendo bien», reflexiona. Sin embargo, considera que la situación actual no es sostenible porque «hay demasiadas» y luego «duran lo que duran». «Todos piensan que por hacer calor una heladería va a funcionar pero no es así… Hay mucho trabajo duro para triunfar. A mi me ha costado la vida arrancar y he luchado mucho para llegar hasta aquí. Granada es una ciudad complicada, la gente es exigente y no puedes relajarte».

Publicidad

Sobre las colas enormes de clientes que se forman cada día frente a su heladería, Bruno reconoce que no son fáciles de gestionar. «Vamos a sacar un código QR para que la gente pueda mirar los sabores antes de llegar a la vitrina y esperamos que eso ayude a hacer más rápidas las colas». Y, además, muy pronto también venderán sus helados a través de Glovo para los clientes que quieran disfrutar de sus helados «sin salir de casa y sufrir el calor». «Mucha gente me lo pedía, así que próximamente empezaremos a repartir tarrinas de litro y medio litro».

Alfonso Malpica y los helados de Dolce Cornetto. Ideal

El heladero que no sigue tendencias

Otra heladería destacada en el centro de Granada es Dolce Cornetto, ubicada en la calle Recogidas. Abrieron sus puertas en 2018 y, aunque los inicios fueron difíciles, con la pandemia del coronavirus de por medio, lo cierto es que ahora viven su mejor momento y su clientela no para de crecer. Esta heladería destaca, entre otras cosas, por sus sabores temáticos de temporada. Por ejemplo, cuando llega la Semana Santa ofrecen esas semanas helados de torrijas y pestiños, cuando se acercan las festividades en honor a la Virgen de las Angustias prepara helado de torta de la Virgen. Y también hace lo propio con la cuajada de carnaval durante los primeros meses del año.

Publicidad

Sobre sus helados, Alfonso Malpica, propietario y maestro heladero de Dolce Cornetto, reconoce que lo que ofrece es un «helado real» porque se niega a seguir tendencias. «Hacemos recetas desde cero de forma artesana. Postres helados, no helados porque sí», explica. Y para él, un buen helado es aquel que ofrece un equilibrio perfecto: «Debe tener el dulzor justo, una textura cremosa y suave, y un sabor limpio y persistente. Si sientes que te estás comiendo algo cuidado y hecho con cabeza es que es un buen helado».

Aunque Alfonso no sigue modas ni tendencias, sí que introduce un montón de nuevos sabores cada temporada. De hecho, reconoce que ahora mismo hay tres sabores que destacan por encima de los demás por ser los más demandados. El primero de ellos el de tarta de la abuela, que es «como cuando te comías la tarta de chocolate, galletas y natillas que hacía tu abuela». El segundo es una reinvención de la tarta de queso: «En vez de la tarta de queso tradicional, que es un sabor muy típico de heladería, nosotros hemos hecho una tarta de queso horneada. Y la respuesta de la gente está siendo impresionante». Explica que sabe a tarta de queso hecha al horno, «como si la hubieras metido en el congelador y te la comes a cucharadas». Y el tercero es una novedad que hizo a petición de un cliente: el helado de magdalenas de chocolate. «Un cliente me dijo que por qué no lo hacía y decidí probar. Hemos decidido dejarlo fijo todo el verano porque es una pasada».

Publicidad

Al igual que Bruno, Alfonso considera que posiblemente haya heladerías de más en Granada, aunque tiene claro que «cada uno es libre de montar el negocio que quiera» y que «tener buena competencia te hace espabilar». «Yo sé el producto que doy y la clientela que tengo, así que no tengo miedo. Aparecen muchísimas heladerías porque la gente se cree que es fácil ganar dinero con ellas pero no es así, requiere muchísima dedicación y esfuerzo», explica. Y es que tiene claro que si ofrece el mismo helado que otras 40 heladerías del centro de la ciudad no daría motivos a la gente para ir a su negocio.

En lo que a las colas se refiere, reconoce que son habituales durante los fines de semana y también por las noches ahora que hace más calor. Sin embargo, no considera que sea algo preocupante. «La gente hace cola para disfrutar de un helado y la hacen porque merece la pena. Esto no es como la cola del médico o la del banco, es una cola para hacer algo agradable». De hecho, reconoce que a él le hace «ilusión» mirar detrás de su vitrina y ver que hay gente esperando para probar sus helados.

Publicidad

Tartufos y cannolo de Grillo. Blanca Rodríguez

Mucho más que tarrinas y cucuruchos

Aunque lo más frecuente es disfrutar de los helados de Grillo en tarrina o cucurucho, también cuentan con otros formatos deliciosos que son típicos de Italia como el cannolo, el tartufo o la cassata. «Son productos muy vendidos de los que hacemos una cantidad limitada. Mucha gente los reserva porque saben que se acaban rápido», reconoce Bruno Grillo, propietario de la heladería. El cannolo es una especie de galleta frita rellena de helado y con una cobertura de pistacho, limón o chocolate. La cassata es una variante helada de un pastel típico siciliano, mientras que el tartufo es una bola de helado «con un corazón de chocolate que no se congela y que está líquido». «Son postres típicos de mi tierra que no podían faltar en mi heladería», asegura el maestro heladero.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Accede a todos los contenidos el primer mes por 0,99 €

Publicidad