
La hostelera rebelde que cocina «buenos recuerdos»
Con nombre propio: Lorena Arquelladas ·
Tras 10 años fuera del sector y con un trabajo estable, Lorena quiso regresar a su verdadera pasión, la hosteleríSecciones
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Con nombre propio: Lorena Arquelladas ·
Tras 10 años fuera del sector y con un trabajo estable, Lorena quiso regresar a su verdadera pasión, la hosteleríAlberto Flores
Jueves, 26 de noviembre 2020, 22:39
Afrontar el trabajo con pasión y esfuerzo es una clave para el éxito. Preocuparse de que cada detalle, por pequeño que sea, está bajo control y luzca como es debido. Porque todo cuenta, más aún si hablamos de gastronomía. Bajo esos principios trabaja cada día, o lo hacía hasta el cierre de la hostelería en Granada, Lorena Arquelladas junto a su hermano Óscar en la Casa de Comidas Los Pinos. Un restaurante de pueblo situado en Huétor Vega en el que ofrecen el calor familiar y una comida tradicional con sello propio.
La vida puede dar muchas vueltas y hacer que algo que no terminaba de convencernos inicialmente acabe convirtiéndose en nuestra pasión. Esto es lo que le sucedió a ella, que desde pequeña echaba una mano a sus padres en el restaurante que hoy regenta como dueña. «Cuando te ves obligada a hacer algo, normalmente le coges manía», cuenta Lorena, que tras varios años en el negocio familiar decidió emprender un camino diferente. Sin embargo, quienes sufren la picadura de la gastronomía quedan prendados de ella para siempre. Y tras 10 años fuera del sector y con un trabajo estable, Lorena quiso regresar a su verdadera pasión, la hostelería. «El gusanillo siempre estaba ahí porque la gastronomía me gusta mucho y decidí dejarlo todo», cuenta la propietaria de Los Pinos.
Y el camino no fue fácil: estudios de sumillería en Málaga, nuevos proyectos junto a su hermano y otros socios, trabajo en el Grupo Carmela… Todo ello para terminar en el lugar en el que comenzó todo: Los Pinos. Un regreso tras buscar una vía de escape más de una década después. «En muchas ocasiones la gente no me entiende. La hostelería es un trabajo de mucho sacrificio pero eso no es un problema cuando te apasiona lo que haces», confiesa Lorena, que señala como una de las claves para su vuelta a casa poder trabajar junto a su hermano y ofrecer un concepto de restaurante que, por fin, pudiera ser «más claro y más nuestro».
Quien haya estado alguna vez en Huétor Vega conocerá cómo es la gastronomía local. Muchos merenderos y cocina tradicional granadina. Pero ese no es el concepto de Los Pinos. Ellos buscaban ofrecer algo tradicional pero con un marcado acento propio. «Cuando estás en un pueblo con una aventura nueva siempre es difícil pero llevamos mucho tiempo sin vender un plato alpujarreño», algo que les permite, según Lorena, separarse un poco de la oferta del municipio pero sabiendo que su cocina siempre se debe basar en «el pueblo, con fondo y con amor». Un concepto con el que han conseguido abrirse hueco y que se sustenta sobre cuatro patas: los arroces, las brasas, la repostería y el vino. Productos de kilómetro cero y de temporada. Pero la clave del éxito no solo reside en la cocina. «Nuestro punto diferencial es el servicio, sin lugar a dudas», dice Lorena, que establece clave el conocimiento sobre el producto para poder ponerlo en valor ante los comensales. «Somos anfitriones cocinando buenos recuerdos, lo que es fundamental para que el cliente vuelva», asegura. Un servicio, el que se ofrece en sala, que debe ser valorado desde dentro del restaurante hacia fuera. «No puedes pretender que el cliente valore este trabajo si desde la hostelería no se pone en valor». Los postres son otra de las señas de identidad de su negocio. Unas elaboraciones, como todas las de repostería, que hace ella misma antes de comenzar cada servicio. Algo que le supone una satisfacción «enorme» y que le permite disfrutar más de la gastronomía.
Desde el inicio de la pandemia del coronavirus, Lorena ha tenido que hacer frente a muchas dificultades. Desde el confinamiento del primer estado de alarma hasta el actual cierre de la hostelería en Granada. Sin embargo, lejos de resignarse, siempre ha encontrado nuevas oportunidades para la reinvención. Algo que ha conseguido durante los últimos tiempos gracias a Internet y las redes sociales. Una de sus iniciativas es la de poner en valor su pueblo, Huétor Vega, bajo lemas como el de 'somos pueblo' a través de vídeos en los que busca reivindicar el municipio y su gastronomía para superar la adversidad. «Aquí hay 12.000 habitantes y no todos conocen lo que tiene el pueblo así que lo que busco es invitar a todos a que lo descubran y conozcan sus entornos, a su gente y a su cocina», explica Lorena, que recuerda que «hay mucha gente alrededor de la hostelería». Ante una situación tan difícil como la actual la clave pasa por saber adaptarse lo más rápido posible y, en el caso de Los Pinos, «por falta de imaginación no va a ser». Algo que queda claro con su última propuesta para resistir frente al cierre de la hostelería. Un concepto que pretende acercar la gastronomía que ellos ofrecen a las casas de sus comensales. Consiste en paquetes de comida preparada que debe terminarse de cocinar en casa. Para ello, sus productos llegan acompañados de unas instrucciones en vídeo que permiten terminar de preparar sus arroces y muchos otros platos en 15 minutos. «Es la forma perfecta para trasladar la cocina de pueblo y que la gente pueda disfrutarla en sus casas», comenta ilusionada Lorena, que admite que ahora es el momento de poner en marcha este tipo de iniciativas para «hacer las cosas más agradables».
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