Raúl con unos bulbos de azafrán en su plantación de Orce.

El informático de Granada que lo apostó todo al azafrán

Con nombre propio | Raúl Sánchez ·

Raúl Sánchez decidió dar un paso al frente para hacer realidad su propio proyecto con una plantación de azafrán en las tierras de sus abuelos

alberto flores

Viernes, 25 de junio 2021, 00:19

En la parte sudoriental de la comarca de Huéscar, en Orce, se encuentra El Oasis. Una superficie en mitad de una zona casi desértica a ... 928 metros sobre el nivel del mar y con una temperatura media de poco más de 13 grados. Un remanso de paz que ofrece las condiciones perfectas para la consecución de un azafrán único en el mundo y de una calidad excepcional. Allí es donde trabaja Azafrán del Oasis, un proyecto que creó Raúl Sánchez hace unos pocos años, en 2017, y que a día de hoy es una referencia que exporta a Canadá, Estados Unidos, China y Francia, entre otros países.

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«Estamos muy metidos en la restauración y estamos buscando nuevos canales como el sector farmacéutico y de la medicina. Poco a poco iremos diversificando», cuenta Raúl, un informático nacido en Gerona, a donde sus padres se fueron desde Orce por trabajo, que ha regresado a la tierra de su familia para hacer realidad un proyecto único. Inicialmente su vida no tenía ninguna relación con la agricultura: estudió Ingeniería Informática, estuvo varios años trabajando en Barcelona y pasó un tiempo en San Francisco, en Estados Unidos, continuando con su formación y trabajando.

Finalmente decidió regresar a España y tras pasar por varios trabajos se dio cuenta de que quería hacer algo propio. «Me entró la vena emprendedora y vi que en Orce teníamos una finca de la familia que usaban mis abuelos sin plantar nada, así que empecé a pensar». Barajó varias opciones para el terreno hasta que dio con la mejor de todas: el azafrán. «Compré unos bulbos, empecé a hacer pruebas por mi cuenta», cuenta Raúl, que tras ver que los primeros resultados eran buenos decidió lanzarse y apostarlo todo por el proyecto de Azafrán del Oasis. Todo ello con viajes de por medio para conocer más este tipo de cultivos. Uno de ellos a Marruecos, que le sirvió para dar nombre a su marca. «Fui a conocer cómo trabajaban allí y una persona me dijo que el nombre Azafrán del Oasis era perfecto. Al final trabajamos en un oasis dentro de todo el desierto que tenemos en esta zona y es algo que casaba a la perfección». Un camino que comenzó hace cuatro años completamente solo y que hoy ya recorre acompañado de todo un equipo, muestra del crecimiento y éxito que está cosechando.

De hecho, este proyecto forma parte de otro todavía más grande, Slow Philosohy, con el que pretende replicar su éxito en otros rincones para dinamizar la economía de las zonas rurales. «Con Slow Philosophy, lo que hacemos es dar parte de nuestros bulbos de azafrán para que nuestro cultivo se repita en otras zonas y expandirnos», un funcionamiento parecido al de una cooperativa con en el que le ofrecen todas las facilidades a quien esté interesado en hacer una plantación de azafrán. Algo que le permite mezclar las que ahora son sus dos pasiones: la informática y la agricultura: «es muy interesante porque la agricultura tiene mucho recorrido para hacer a nivel tecnológico y se pueden aplicar muchas mejoras. La verdad es que me gusta mucho y son dos campos que casan a la perfección».

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Aunque el azafrán se producía en la península ibérica desde hace siglos, su cultivo fue desapareciendo poco a poco hasta el punto de que nadie se dedicaba a ello en Andalucía. «Al final era recuperar algo que en la zona ya se había hecho». Según cuenta Raúl, la zona de la Hoya de Baza destacaba por surtir de azafrán a todo el Al-Andalus. Y ahora su objetivo pasa por contar con una referencia de producción en cada provincia de Andalucía, algo que prácticamente ya han logrado. Todo ello mientras trabajan para que el producto sea más valorado. «Hay mucho azafrán que se compra fuera y se vende como español, algo que también pasa con otros productos y hace que se distorsione todo», lamenta. «Estamos trabajando mucho para cambiar la situación pero sabemos que es un camino largo». Mientras que sobre el futuro a corto plazo, Raúl tiene claros los pasos a seguir: «la idea es replicar nuestro proyecto por la región, crear una marca reconocida y conseguir que el azafrán andaluz coja mucha fuerza hasta el punto de crear una Denominación de Origen que nos permita tener todavía más proyección».

Slow philosophy, un impulso para las zonas rurales

Además de encargarse del día a día de la plantación de azafrán en Orce, Raúl también trabaja en Slow Philosophy, un proyecto con el que buscan dinamizar la economía de las zonas rurales replicando su proyecto en otros terrenos similares. «Tenemos en el equipo un agricultor experto, una agrónoma y les ofrecemos asesoramiento para resolver cualquier duda que puedan tener», cuenta Raúl, que reconoce que ya han realizado diferentes proyectos de este estilo tanto con agricultores como con personas que no tenían relación con el campo.

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