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alberto flores
Viernes, 8 de octubre 2021, 00:29
Aunque todavía haya muchas personas que no la conozcan, la kombucha es una bebida saludable que está de moda en España y que se consume más allá de nuestras fronteras desde hace varios años. Se trata de una bebida refrescante que se obtiene a través de la fermentación del té, un proceso parecido al de la uva y el vino o al de la manzana y la sidra. Y, al no estar pasteurizado, contiene propiedades que le ofrecen unas características únicas para la salud que lo convierten en la alternativa saludable a los refrescos azucarados, lo que ha catapultado su popularidad durante los últimos meses. Y a este producto saludable dedica su vida Raúl de Frutos, un ingeniero gaditano que junto a su socio Fernando Martín fabrica desde hace poco más de un año kombucha con acento granadino en Atarfe.
«Es una bebida rica, que no tiene alcohol y que cuenta con muchas propiedades para la salud», cuenta Raúl, que destaca entre esas propiedades una ayuda a la digestión y un refuerzo para el sistema inmunológico. «Es perfecto para evitar los refrescos azucarados, una alternativa saludable, el real fooding llevado a la bebida». Actualmente producen unas 30.000 botellas al mes y su intención es seguir creciendo, aunque hace solo unos años Raúl ni si quiera sabía qué era la kombucha, un producto que cambió su vida y que descubrió en Estados Unidos.
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De Cádiz capital, se marchó a los 18 años a Madrid a estudiar Ingeniería Industrial. Durante la carrera conoció a su socio Fernando, que es granadino, y ambos se marcharían juntos a Chicago durante el último año de sus estudios gracias a una beca. Con sus títulos universitarios bajo el brazo, los dos amigos decidieron quedarse en Estados Unidos a trabajar, lo que les llevó a empresas tecnológicas, de impresión 3D y otras de grandes producciones en sectores como el aeronáutico. Por aquel entonces, la kombucha ya estaba de moda en el país norteamericano y, al probarla, su vida daría un giro radical. «No tenía ni idea de lo que era, como mucha gente aquí hoy en día, pero la probé y me pareció muy interesante», recuerda Raúl, que desde ese momento comenzó a investigar junto a Fernando.
«Teníamos ganas de volver a nuestra tierra y vimos que en España prácticamente no había nadie que la fabricara, así que nos pusimos manos a la obra a visitar expertos y a leer sin parar sobre la kombucha». Así es como nació Víver Kombucha, que es como se llama la marca creada por Raúl y Fernando. Una aventura que les llevaría hasta Atarfe para comenzar su nueva andadura: «cada tres días nos volvíamos a plantear lo que estábamos haciendo porque nos surgían muchas dudas, pero el proyecto nos motivaba mucho».
Encontraron en Granada, tierra natal de su socio, el sitio perfecto para dar inicio a Víver. «Granada tiene agua de muy buena calidad, una gran cultura del té y no había kombucha aquí. Además, a nivel logístico también era un sitio bueno, fue un acierto montar todo aquí». Aunque sus padres les decían que si estaban locos por dejan sus respectivos trabajos en Estados Unidos, tenían claro que querían un proyecto que ayudara a dar un giro a los hábitos alimenticios de la gente y que aportara algo a la salud de la sociedad. «Durante muchos años la industria se ha focalizado en hacer alimentos lo menos perecederos y más económicos posibles», una situación que ha llevado a que la sociedad ahora valore más los alimentos naturales por encima de los procesados. «Los refrescos azucarados son la principal causa de obesidad y la kombucha ha llegado para cambiar esta situación».
Comenzaron su actividad justo cuando llegó el coronavirus a nuestro país, allá por el mes de marzo de 2020. Una empresa de dos amigos y una fábrica en Atarfe que han crecido en año y medio hasta alcanzar los siete trabajadores y verse obligada a duplicar sus instalaciones. «La verdad es que ha sido un tiempo extraño, pero nosotros no sabemos lo que es tener un negocio sin coronavirus», reconoce Raúl, que al ser preguntado por el futuro tiene claros sus objetivos: crecer y dar a conocer la kombucha. «Al final lo que queremos es hacer que la gente pueda beber productos más saludables y vivir mejor».
Paladear por primera vez un producto nuevo siempre es diferente, pero en el caso de la kombucha todavía más. Tiene un sabor difícil de describir y que, aunque de primeras pueda chocar como el vino o la cerveza, cuanto más lo tomas más te gusta. «Es un sabor muy característico, con un equilibrio entre dulce y ácido que lo hace muy distinto a lo que solemos estar acostumbrados», cuenta Raúl, que recomienda probar esta bebida en ayunas, para asentar el estómago, hasta para reponerse justo después de una sesión de deporte.
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